1 Pedro 1:3 (Nueva Versión Internacional)
El más grande error que puede cometer un Cristiano cuando se trata de ser renovado es que él trate de ajustar su antigua naturaleza en un nuevo molde, el de Jesús. Sería lo equivalente a querer usar el viejo motor de un carro en un auto nuevo y reluciente. Como comprar la mejor computadora del mercado e instalarle un programa que ya está obsoleto, sin importar lo sofisticada e innovadora
que sea la computadora, no funcionará. O como lo dijo el Señor Jesús,
no se debe de usar un retazo de vestido nuevo para remendar un vestido
viejo. Ni tampoco echar vino nuevo en odres viejos pues al hacerlo el
vino reventará el odre (Lucas 5:33-39). De esta manera se entiende que
el Espíritu Santo es el vino nuevo a usarse en un odre nuevo que es Cristo en nosotros. Pero al poner el Espíritu Santo en un odre o persona que se cree un odre viejo el odre se reventará. Es decir, se verá impedido a vivir de manera sobrenatural.
Cuando Pedro escribió este pasaje,
él hizo énfasis en lo que hizo Jesús en los que ha salvado: les ha
hecho nacer de nuevo por medio de Su resurrección. Por lo que esta
promesa de ser un ser nuevo, nacido puro y sin mancha ante Dios dependió
solamente de una cosa, la resurrección de Cristo y no la justicia o
naturaleza del creyente.
Si tú has sido salvo por la sangre de Cristo entonces has nacido de nuevo. Sin importar que hayas hecho en el pasado porque no depende de ti sino de la sangre de Cristo que te ha lavado. Adopta completamente tu nueva naturaleza, cree de todo corazón que Dios te ve cómo alguien que ha nacido de nuevo.
Despréndete de todo pensamiento o
concepto de ti mismo que tenga que ver con tu antigua naturaleza, porque
ello ha muerto en la Cruz. Quita de ti todo hábito que vaya en contra
de lo que te dicta el Espíritu Santo, pues Él te da vida. Goza
plenamente de la nueva vida que has recibido, porque no depende de quién
eres o quien fuiste, sino de la resurrección de Jesús.
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