Trasfondo bíblico:
Hechos 10:1-48
Verdad central:
Con la ayuda de Dios, los cristianos pueden sobreponerse al prejuicio y
ministrar de manera eficaz a otros.
Texto áureo: Pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o
inmundo. Hechos 10:28
Objetivo: Reconocer que el prejuicio puede ser religioso, social o racial, y
buscar la ayuda de Dios para sobreponemos a ello.
Bosquejo
I.
El problema del prejuicio
A.
Una visita angelical
B.
Una visión rara
II.
Venciendo el prejuicio
A.
Recibiendo a visitantes gentiles
B.
Confesando prejuicios pasados
III. El evangelio es para todos
A.
Predicando a Cristo
B.
El derramamiento del Espíritu Santo
Introducción
Muchas iglesias tienen programas que incluyen visitar barrios para alcanzar a la
gente que no asiste a la iglesia. Generalmente los miembros que participan
visitan a barrios como los donde ellos viven. Muchos no se sentirían cómodos al
hablarle a gente que es de un nivel social más alto o más bajo.
Hasta este punto en la historia de la Iglesia Primitiva, los creyentes en su
mayoría eran judíos que nunca antes habían dado su testimonio a los gentiles.
Sabían que Jesús les había dicho que el evangelio debía ser predicado en todo el
mundo, pero hasta ahora, se habían quedado muy cómodos en su propio mundo. Antes
de que la Iglesia pudiera llevar a cabo la Gran Comisión, sus miembros tenían
que quedar libres de sus prejuicios y captar la visión del amor de Dios por
todos.
Comentario Bíblico
1.
El problema del prejuicio (Hechos 10:1-16 A. Una visita angelical)
Cornelio no era un judío convertido, pero se describe como un hombre generoso,
piadoso, que temía a Dios. Al vivir entre el pueblo judío, él evidentemente se
había convencido de que Dios es el Dios verdadero. Al vivir rectamente y tener
una vida de oración, estaba haciendo todo lo posible para tener una relación con
Dios. Cornelio era la clase de persona que se aprovechaba de toda la revelación
de la luz espiritual que había en ese tiempo. A esta clase de persona el
Espíritu Santo los dirige a donde hay más luz.
Hasta cierto punto Cornelio seguía el ejemplo de los judíos en cuanto a las
actividades religiosas. Su tiempo para orar era a las 3 de la tarde, la misma
hora del sacrificio judío de la tarde. Un día, cuando Cornelio estaba orando,
vio a un ángel parado delante de él.
Pregunta: ¿Por qué les parece que el ángel no explicó el plan de
salvación a Cornelio?
No
lo hizo simplemente porque Dios nos ha dado a nosotros la responsabilidad de
hacerlo. Ningún ángel ha tenido una experiencia de conversión. El deber de los
ángeles era darle a Cornelio el nombre y la dirección del creyente que podía
hablarle de cómo ser salvo. En este caso fue Pedro. Qué privilegio tienen los
discípulos de Cristo de presentar el testimonio que los mismos ángeles no pueden
dar.
B.
Una visión rara
Pedro igualmente tenía que ser preparado para la reunión con Cometió. En casos
como éstos. Dios siempre trabaja en aquellos que están para ser usados. Si Él da
instrucciones a una persona para otro, El siempre lo confirmará en esa persona.
Cornelio no perdió tiempo en enviar a dos de sus criados y a uno de sus soldados
para traer a Pedro desde Jope. En Jope pronto se desarrollaría otro drama, uno
que cambiaría la historia de la Iglesia Primitiva y del mundo.
Nadie estaba más orgulloso de su herencia judía que Pedro. Era un seguidor de
Jesús, pero todavía retenía muchas de las enseñanzas de la ley y sus
tradiciones. Sin embargo, Pedro era el mensajero que Dios usaría para abrir el
camino de la fe a los gentiles.
Luego de levantar a Dorcas, Pedro "se quedó muchos días en Jope".
(Hechos 9:43). Era el huésped de un curtidor, un trabajo que los judíos
normalmente despreciaban por el contacto que la persona tenía con animales
muertos. Tal vez el Señor ya estaba preparando a Pedro para que abandonara sus
prejuicios.
Es
importante notar que Dios habló a Cornelio y a Pedro mientras estaban orando.
Sus experiencias enfatizan que Dios trata con cada persona de acuerdo con su
necesidad. La visión de Cornelio le enseñó el camino hacia la salvación. La
visión de Pedro trató con la eliminación de sus prejuicios.
Aparentemente Pedro necesitaba una revelación especial de parte de Dios para
traer un cambio radical en cuanto a sus convicciones de toda una vida. Mientras
oraba, de repente le dio mucha hambre ya que era casi el mediodía. Dios usó el
hambre para preparar a Pedro para la visión.
Pregunta: ¿Qué significado tuvo el éxtasis de Pedro?
El
éxtasis que tuvo Pedro en la azotea no es el mismo al que los ocultistas se
refieren. La palabra griega también se traduce "espanto" (Marcos 5:42) y
"asombro" (Hechos 3:10). Pedro estaba tan absorto en la visión que no se daba
cuenta de lo que le rodeaba. Este éxtasis fue una visión de Dios, no de Satanás.
Mientras estaba bajo este éxtasis, Pedro vio una visión. Algo así como una
enorme sábana llena de animales y aves que bajaba del cielo. Una voz le dijo:
"Mata y come." La devoción de Pedro a las leyes judías en cuanto a los alimentos
produjo una respuesta inmediata. El no podía comer nada común o inmundo. La
palabra griega traducida "común" significa impuro. La voz le rearguyó con estas
palabras: "Lo que Dios limpió, no lo llames tú común."
La
escena se repitió dos veces más. Dios estaba enfatizando claramente lo que
quería que Pedro hiciera.
II. Venciendo el prejuicio (Hechos 10:17-35)
A.
Recibiendo a visitantes gentiles
Este pasaje es un ejemplo de cómo Dios dirige a su pueblo a adquirir
entendimiento espiritual un paso a la vez. Aun después de la visión, Pedro no
estaba completamente seguro de lo que el Señor le estaba enseñando. Sin embargo,
en ese momento, los hombres enviados por Cornelio estaban a la puerta
preguntando por él. El Espíritu Santo le habló a Pedro, informándole de la
presencia de estos hombres. Ellos explicaron la experiencia de Cornelio y por
qué habían venido.
Pregunta: ¿Da alguna indicación el versículo 23 de que el prejuicio
de Pedro estaba deshaciéndose?
Pedro invitó a estos gentiles a quedarse la noche, algo que un judío nunca
haría. Pero era demasiado tarde para regresar a Cesárea, así que esperaron hasta
el día siguiente. Pedro sabiamente escogió a seis judíos para acompañarlo en su
viaje (11:12), tal vez anticipando que alguna controversia podría producirse
entre los líderes de la Iglesia por su misión a los gentiles.
B.
Confesando prejuicios pasados Para su sorpresa, ¡una gran
congregación le esperaba a Pedro en el hogar de Cornelio! Cornelio había reunido
a su familia, sus criados, sus amigos más cercanos, y probablemente hasta
algunos soldados. Esto muestra que Cornelio deseaba que otros escucharan las
buenas nuevas que Pedro les contaría. El no quería ser el único que disfrutaría
de la bendición de escuchar el plan de salvación.
Pregunta: ¿Por qué reaccionó Pedro de cierta manera ante la
demostración de reverenda de parte de Cornelio?
Ya
que el ángel de Dios le había dicho a Cornelio que enviara buscar a Pedro, él
sintió que el apóstol era digno de tal reverencia. Sin embargo, Pedro rechazó
este homenaje. No quería dar una mala impresión. Cornelio tenía que reconocer
que Pedro era un humilde mensajero de Dios. Toda la atención de Cornelio debía
dirigirse a Jesús, el Salvador y Señor.
Luego de entrar en la casa, Pedro se dirigió a los que estaban reunidos allí.
Confesó abiertamente los prejuicios que había tenido. Ellos conocían las
restricciones judías en cuanto a asociarse con los gentiles, tal como indica lo
afirmado por Pedro (10:28). Estar en la misma casa con tales personas era
repugnante para la mayoría de los judíos. Hasta ahora, Pedro había pensado
igual.
Lo
que Pedro acababa de comprender es un principio eterno. Cuando Dios limpia al
individuo, éste ya no es una persona común, sea cual sea su raza, cultura o
posición social. Esa persona es un hermano o una hermana de todos los que han
sido limpiados por la sangre de Jesús.
Cornelio habló de su propia visión, repitiendo detalladamente lo que sus criados
habían relatado anteriormente. Su humildad y sumisión a Dios se ven claramente
en el versículo 33. Para parafrasear sus comentarios: "Pedro, estamos listos
para escuchar todo lo que Dios te ha dado para decimos, así que comienza a
hablar."
Lo
primero que Pedro dijo era tal vez tanto para él mismo como para sus oyentes:
"En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas." El reconoció que el
Señor ama a la gente de todas las naciones. La Iglesia nunca deberá ser una
institución exclusivista. La cruz ha derribado toda barrera. Dios ofrece
salvación a "toda nación" (v. 35).
III. El Evangelio es para todos (Hechos 10:36-48)
A.
Predicando a Cristo
El
mensaje de Pedro fue inspirado por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre
se concentra en la verdad fundamental del evangelio, "Jesucristo;
éste es Señor de todos" (v. 36).
El
versículo 37 indica que estos gentiles estaban conscientes del mensaje del
evangelio. También sugiere que ellos sabían del ministerio de Juan el Bautista.
Oír de la predicación de Juan y el ministerio de Jesús debe haber conmovido el
hambre espiritual en esta gente. Estos no comprendían el plan de salvación, pero
el tema de la obra de Jesús no les era totalmente desconocido.
La
referencia de Pedro a la unción de Jesús, nos recuerda cuando nuestro Señor leyó
las palabras de Isaías en la sinagoga de Nazaret: "El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido" (Lucas 4:18).
"Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y
vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo
complacencia" (Lucas 3:22).
Mientras Jesús iba haciendo el bien, libraba a muchos de la esclavitud de
Satanás. Pedro describió esta liberación como una obra de sanidad. Por cierto lo
era, porque el pecado es la más mortal de todas las enfermedades. Pedro y muchos
otros podían dar testimonio de los resultados positivos del ministerio de Jesús.
Ellos habían visto sus milagros y actos de misericordia. Sobre todo, Pedro y más
de quinientas personas habían presenciado la resurrección de Jesús. Los profetas
del Antiguo Testamento también dieron testimonio de su venida y de su obra.
Pregunta: ¿Qué significado tienen las últimas palabras del mensaje de
Pedro (lea el versículo 44): "Mientras aún hablaba Pedro estas palabras..."?
Lo
dicho por Pedro en el versículo 48 resume el mensaje del evangelio: todos los
que creen en Jesús recibirán remisión de pecados.
B.
El derramamiento del Espíritu Santo
Las maneras en que Dios trata con las personas no siguen un estereotipo. El
sermón de Pedro fue interrumpido cuando Cometió y los demás comenzaron a hablar
en lenguas como los creyentes en el Día de Pentecostés. Si a Pedro le quedaban
algunas dudas, pronto desaparecieron. Ya que Dios había dado el Espíritu a los
gentiles, ¿cómo podían los creyentes judíos negarse a confraternizar con ellos?
Pedro no perdió tiempo en bautizar a los nuevos conversos. La evidencia física
inicial de hablar en otras lenguas era una prueba inequívoca para él y sus
compañeros judíos de que los gentiles al igual que ellos habían recibido el
Espíritu Santo.
Pregunta: Ya que la salvación debe preceder al bautismo en el
Espíritu Santo, ¿cuándo fueron salvos estos gentiles?
Todas las experiencias de esta gente fueron diferentes al orden normal. Su
bautismo en agua siguió a su bautismo en el Espíritu más bien que a la inversa.
Sólo unos pocos segundos deben haber transcurrido entre su aceptación de Jesús
como Salvador y el bautismo en el Espíritu. Dios conoce cada corazón y vio
cuándo estos gentiles recibieron a Jesús.
Aplicación
Sabemos que Dios ama a todo el mundo y que Jesús murió por todos. Pero, ¿será
que inconscientemente cerramos nuestro corazón a quienes son diferentes? Si los
creyentes que habían estado con Jesús y lo vieron después de su resurrección
tenían problemas con el prejuicio, no debemos pensar que nosotros no los
tenemos. La salvación no quita automáticamente todas nuestras ideas del pasado.
Es posible que desde nuestra niñez alguien nos haya llenado la cabeza con ideas
acerca de ciertas personas que nos hagan aislarnos de
ellas. Este era el caso con los judíos, aun con los que se convirtieron en
discípulos de Jesús. Los prejuicios hacia los gentiles amenazaban el alcance
evangelístico de la Iglesia Primitiva.
Podemos estar agradecidos porque una vez que el Señor le mostró a Pedro dónde
estaba equivocado, éste pronto cambió su actitud, aun a riesgo de ser criticado
por sus más íntimos amigos. ¿Puede el temor de lo que opinan otros hacer que no
estemos dispuestos a alcanzar a todos con el evangelio?
Cuando Pedro quedó libre de sus prejuicios, debe de haber sentido que se
deshacía de un gran peso. Quizá sea difícil reconocerlo, pero los prejuicios
pueden ser una carga pesada. Si nos impiden testificar de Cristo, se vuelven un
problema serio. Nuestro deseo es que Dios abra la puerta de nuestro corazón así
como lo hizo con Pedro cuando éste reconoció que Dios ama a la gente de toda
raza y cultura aun si es diferente a la nuestra. En nuestros barrios hay
oportunidades para alcanzar a los que necesitan a Cristo aun si son diferentes.
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