“…SI ALGUNA INIQUIDAD HAY EN TUS MANOS… (LA APARTAS) [APÁRTALA] DE TI” (Job 11:14)
La manera de decir las cosas de Dios es decirlas como son. Él no pone una “venda” sobre una “herida infectada” sino insiste en que sea “abierta con un bisturí, drenada, limpiada”, dándole tiempo para que se cure. “Pero he tenido un hijo fuera del matrimonio” - “He estado en la cárcel” – “He tenido un aborto” – “He fallado de mala manera”… No te desanimes; el Señor no se impresiona por nuestras virtudes sino que se “…(compadecerse) [compadece] de nuestras debilidades…” (Hebreos 4:15b). Escucha: “Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18). `¿Puede alguien con mi pasado palpar a Dios y cambiar su futuro para siempre?’. ¡Sí! “Hay una fuente llena de sangre que proviene de las venas de Emmanuel (“Dios con nosotros”), en la que los pecadores que se sumergen bajo aquel caudal dejan todas las manchas de culpabilidad”.
Las recompensas por arrepentirte son impresionantes. Job escribió:
“Si tú dispones tu corazón, y tiendes hacia Dios las manos; si alguna
iniquidad hay en tus manos, pero la apartas de ti, y no consientes que
more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de
mancha, serás fuerte y nada temerás.Olvidarás tu miseria, o te acordarás
de ella como de aguas que pasaron. Tendrás confianza, porque hay
esperanza; mirarás alrededor y dormirás seguro. Te acostarás y no habrá
quien te espante; y muchos suplicarán tu favor (Job 11:13-16,18-19). Adelante pues, entra en el “río”
de la misericordia de Dios y deja que te cubra; sólo entonces serás
libre de verdad. Ya sea la culpabilidad por algo que hayas hecho, o el
dolor por algo que te hicieron ¡suéltalo!
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