Sabemos que a Dios nadie lo puede
engañar, que todo lo que pasa entre cielo y tierra saldrá a la luz, y
lo que hagamos traerá su consecuencia. ¨Pero
cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad,
y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una
parte, la puso a los pies de los apóstoles¨ (Vs 1-2).
Cuando tomamos la decisión de unirnos en
matrimonio con otra persona, es para toda la vida, la unidad es máxima
en las buenas y en las malas, las decisiones que se tomen deben ser
entre ambos. Ananías y Safira eran marido y mujer, habían decidido
vender su heredad, no dándole lo que le correspondía a Dios.
Es cierto
que el hombre es la cabeza del hogar, y nosotras como mujeres debemos
estar sujetas a ellos, pero también somos su ayuda idónea. Como mujeres y
esposas debemos estar atentas y ser buenas consejeras de nuestros
maridos, colocando siempre como prioridad el amor y el temor a Dios,
direccionados por el Espíritu Santo para agradarle.
Safira no fue ese buen modelo de esposa,
pues sabiendo lo que su marido se traía entre manos, ni siquiera se
tomo la responsabilidad de exhortarlo y de hacerle ver que lo que iba
hacer estaba mal, sino que al contrario sin reproches acepto convirtiéndose en su cómplice, sin importar que eso no le fuera a agradar a Dios.
¨Y dijo Pedro: Ananías, ¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo,
y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿No se te quedaba
a ti? y vendida, ¿No estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón?
No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas
palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo
oyeron¨ (Vs 4-6). El fin que tuvo su marido fue el peor, Dios
le quito la vida por robarle, también por mentirles a los hombres que
Dios había colocado como su autoridad y sobre todo al Espíritu Santo.
¨El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de JehovᨠProverbios 18: 22 (RVR1960).
El hombre como cabeza del hogar debe de
tener la última palabra, pero hay que analizar que si al tomar esa
decisión estamos agradando a Dios, nadie es perfecto, las mujeres nos
podemos equivocar, los hombres en condición de líderes pueden
equivocarse, pero es ahí donde nosotras como ayuda idónea debemos hacer
nuestra labor, que la prioridad siempre sea el agradar a Dios y buscar
su voluntad en oración, y mucho más si es complicado colocarse de
acuerdo. Marido y mujer son uno solo, por lo tanto las consecuencias van a caer sobre ambos y si tienen hijos también repercutirá sobre estos.
¨ Al instante
ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la
hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido¨ (Vs
10).
No debemos perder las bendiciones de
Dios por amor al dinero, y por abrirle las puestas a Satanás para que
destruya nuestro hogar, no podemos ser cómplices ni alcahuetas de sus
mentiras y mucho menos de las de nuestros esposos o esposas.
Hombres cumplan su labor de cabeza del
hogar de manera intachable guardando siempre el temor a Dios, viviendo
en santidad, llevando a su esposa de la mano por el mismo camino puro
delante de Dios. Esa autoridad el señor no se las dio para que solo
manden, sino para que velen por el bienestar de la princesa que Dios le
ha entregado.
Mujeres sean sabias, prudentes,
respetuosas, sujetas, valientes y esforzadas, aunque no estén de
acuerdo en muchas cosas órenle al señor, cumpla su deber de amiga,
consejera, ayuda, apoyo. La mujer sabia edifica su casa.
¨ Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido¨
Efesios 5:33 (RVR1960)
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