En un viaje que hicimos con mi esposo, visitamos Plymouth Rock, un
símbolo icónico de los Estados Unidos. La tradición sostiene que es el
lugar donde los peregrinos, que llegaron a Norteamérica en el Mayflower
en 1620, posaron por primera vez sus pies. Si bien nos encantó descubrir
su significado, nos sorprendió y decepcionó que la piedra fuera tan
pequeña. Nos enteramos de que por la erosión y la gente que se llevaba
pedacitos, ahora solo mantiene un tercio de su tamaño original.
La Biblia habla de Jesús como una Roca (1 Corintios 10:4) que nunca
cambia (Hebreos 13:8). Él es la Roca firme sobre la cual podemos
construir nuestra vida. La Iglesia (el cuerpo de creyentes) se edifica
sobre un cimiento del que «la principal piedra del ángulo [es]
Jesucristo mismo». Todos los creyentes están unidos en Él (Efesios
2:20-22).
Jesucristo es la Roca sólida a la que podemos aferrarnos cuando las
tormentas de la vida arremeten contra nosotros (Mateo 7:25). La
escritora Madeleine L’Engle afirma: «Es bueno que, ocasionalmente, se
nos quite todo aquello donde nos apoyamos, ya que esto nos permite
discernir si lo que está bajo nuestros pies es roca o arena».
Plymouth Rock es una masa interesante de minerales con un intrigante
significado histórico. Pero Cristo es una piedra angular preciosa, y los
que confían en Él tendrán siempre una Roca de la cual depender.
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