Hechos 10-20
En esta sección
del libro de los Hechos, vemos el cambio del liderazgo de la Iglesia,
que es transmitido de Pedro a Pablo. Pedro era un judío tradicional, y
tenía dificultad para entrar a la cultura griega, donde no se sentía
cómodo. Y Pablo era un judío nacido en la dispersión helenística, por
tanto, se sentía bien en la cultura judía y en la griega. Por este
motivo, vemos un cambio de enfoque, de un cristianismo centrado en
Jerusalén, a un cristianismo centrado en las misiones desde Antioquía de
Siria.
El evangelio es para todos (Hechos 10:1-48)
La
Iglesia primitiva centrada en Jerusalén, se había iniciado a partir de
la religión judía. Sin embargo, Dios no permitió que la iglesia madurara
como una fe centrada en una nación, como en el Antiguo Testamento.
Vemos que Él comienza a incluir a los gentiles. En el capítulo 10, Dios
invita a Cornelio a formar parte de Su familia, para sorpresa de los
judíos, incluyendo a Pedro. Pedro sólo vino porque Dios le mostró una
visión tres veces, convenciéndolo de ir a predicar a Cornelio, un
centurión romano, y a su familia. Mientras Pedro estaba hablando, el
Espíritu Santo descendió sobre todos los presentes. Nadie podía dudar de
que se habían convertido en hijos de Dios y fueron bautizados.
El escepticismo de la iglesia de Jerusalén (Hechos 11:1-30)
Al
volver a Jerusalén, Pedro tuvo que explicar lo sucedido.
Afortunadamente, la iglesia entendió que Dios estaba obrando según Su
voluntad. Dios alentó a que aceptaran a los cristianos griegos en
Antioquía. Cuando la iglesia de Jerusalén se enteró, envió a Bernabé a
investigar. Él invitó a Saulo a venir a ministrar, y los discípulos
fueron llamados ‘cristianos’ por primera vez. Estos cristianos
recogieron la primera ofrenda especial para ayudar a los pobres en esa
época.
Pedro es encarcelado y milagrosamente liberado (Hechos 12:1-25)
Herodes había
matado a Jacobo, hermano de Juan, y encarceló a varios cristianos,
incluyendo a Pedro. Mientras la iglesia oraba por la seguridad de Pedro,
Dios envió a un ángel para liberarlo y lo sacó de la prisión. El
apóstol fue a la casa donde la iglesia estaba orando, pero nadie le
creyó a Rode cuando ella dijo que Pedro tocaba la puerta. Ella se
emocionó tanto al oír su voz, que se olvidó de abrir la puerta. Herodes
mandó a matar a los guardias de la cárcel, y más adelante, él mismo
murió de una terrible enfermedad.
Bernabé y Saulo inician el primer viaje misionero (Hechos 13:1-52)
La Iglesia de
Antioquía envió a los primeros misioneros. Bernabé y Saulo fueron
primero a Chipre, donde Saulo adoptó el nombre de Pablo. Satanás envió
al mago Elimas para oponerse, pero Pablo hizo que él quedara
temporalmente ciego. Luego, Pablo y Bernabé (el orden de los nombres
cambia –compare 13:1 con 13:43, 46, 50) llegaron a Antioquía de Pisidia,
donde muchos se convirtieron a Cristo. Los líderes judíos se oponían a
Pablo y Bernabé, así que comenzaron su ministerio con los gentiles.
La última parte del primer viaje (14:1-28)
Ante la
oposición de los judíos, Pablo y Bernabé fueron a Iconio, donde también
los judíos los persiguieron. Entonces, fueron a Listra, donde los
recibieron como enviados de Zeus, luego de que Pablo sanara a un hombre
inválido. Cuando ellos rechazaron tales adulaciones, fueron apedreados.
Tomándolos por muertos, los abandonaron. Pablo se levantó, y fueron a
Derbe, donde muchos más se convirtieron en cristianos. Predicando el
evangelio en diversos lugares, volvieron a Antioquía, finalizando el
primer viaje misionero.
El concilio de Jerusalén y eventos posteriores (15:1-41)
El tema del
primer concilio de la iglesia fue ‘la salvación’. El concilio determinó
que la salvación es sólo por gracia y no requiere de obras de la ley.
Los judaizantes opinaban que los requisitos de la ley del Antiguo
Testamento eran esenciales para la salvación, pero esta idea fue
rechazada. Se envió una carta a las iglesias gentiles, animándolas a
respetar a aquellos que tenían un trasfondo judío. Al volver a
Antioquía, Pablo y Bernabé tuvieron un desacuerdo acerca de Juan Marcos,
y se separaron en dos equipos misioneros. Pablo eligió a Silas como su
compañero de misiones.
Pablo y Silas inician el segundo viaje misionero (16:1-40)
Primero fueron a
Derbe, luego a Listra, donde el joven Timoteo se unió a ellos. Pablo
recibió una visión en Troas (16:6-10), para que vaya hacia el oeste, a
Macedonia (Europa), y no al este (Asia). En las afueras de Filipos,
Lidia fue la primera convertida en Europa. Pablo echó fuera a un
espíritu inmundo, de una joven esclava y, como resultado, fue llevado a
prisión.
Cuando Pablo y
Silas cantaban a Dios, un gran terremoto los liberó de sus cadenas. El
carcelero les preguntó qué debía hacer para ser salvo. Él y su familia
se convirtieron en cristianos y curaron sus heridas. Fue aquí donde
Pablo reclamó sus derechos como ciudadano romano.
La última parte del segundo viaje (17:1-18:28)
Desde Filipos,
fueron a Tesalónica, donde muchos se habían convertido, pero, fueron
obligados a salir. Al llegar a Berea, la gente escudriñaba las
Escrituras antes de creer. Los judíos de Tesalónica llegaron y
levantaron oposición, obligándolos a irse. Pablo fue a Atenas, donde
trató de persuadir a filósofos y otros, con poco éxito. Luego, se
dirigió a Corinto, donde permaneció 18 meses con grandes resultados.
Allí conoció a Priscila y Aquila, quienes más adelante enseñarían y
levantarían al predicador llamado Apolo. En 18:23, Pablo y Silas
terminan su segundo viaje misionero y comienzan el tercero.
Pablo y Silas en el tercer viaje misionero (19:1-41)
Habiendo pasado
por Galacia y Frigia, Pablo y Silas llegaron a Efeso, donde Dios
manifestó muchos milagros, sanidades y liberaciones. Muchos se
convertían al ver el poderoso ministerio de Pablo. Él permaneció allí
por dos años y luego, decidió ir a Jerusalén. Pero antes de irse,
Demetrio, el platero, lo acusó de blasfemar contra la diosa Artemisa
(llamada Diana). Pablo quiso ir a hablar con la multitud pero, por
seguridad, los discípulos no le permitieron. En medio de gran confusión,
el escribano logró apaciguar a la multitud y señaló que no estaban
actuando según la ley. Los mandó a sus hogares y dijo que Demetrio podía
tomar las acciones legales correspondientes si tenía evidencia de sus
acusaciones.
Fin del tercer viaje y una despedida con gran llanto (20:1-38)
Pablo
y su equipo salieron para ir a Macedonia, y dirigirse a Grecia. Tenían
la intención de tomar el barco a Siria, pero fueron obligados a volver
por Macedonia al enterarse de un complot contra su vida. Al llegar a
Troas, Pablo predicó hasta muy tarde en la noche. Eutico se quedó
dormido, cayó desde el tercer piso y murió. Pablo lo resucitó y salió de
allí de día. Tomando un barco a Mileto (pasando de largo a Éfeso para
llegar pronto a Jerusalén), se encontró con los ancianos de Efeso, para
una despedida y oración final, y luego se despidieron con muchas
lágrimas.
Escrito por Glenn A. Jent
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