“Además,
considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras
viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo.” 2 Pedro 1:13 (NVI)
Llega el verano y la temperatura sube. Caminar por la capital se está
volviendo agobiante y como cada año, en casa se inaugura la temporada
de pileta. Juampi y Connie reclaman que armemos la pileta de lona y
obviamente accedimos con gusto. Preparamos el piso de tergopol, armamos
la pileta y la llenamos. El solo hecho de verla armada y sentir el agua
ya refresca. La sensación de llegar a casa después del trabajo, y
zambullirse con Miri y los chicos es una conmoción para el alma.
Es impagable ese momento cuando agobiado por el calor me meto en la
pileta y se refresca todo el cuerpo. Alivia el alma, y relaja las
tensiones. Para las altas temperaturas de verano, no hay nada mejor que
un rato en la pileta. Se disfruta muchísimo y no tiene desperdicio.
Pedro tenía la misma idea cuando escribe su carta. En aquellos
tiempos no había piletas, pero el río o el lago se usaba para la misma
finalidad: refrescar el cuerpo. Y frente a esa realidad tan agradable,
Pedro les dice a sus lectores que recordarles los mandamientos de Dios
para mantener una vida en relación a los parámetros divinos era una
necesidad.
Hoy padecemos la misma amnesia. Y creemos que vamos a vivir cientos
de años y tenemos la posibilidad de hacer lo que queramos cuando
queramos. Pedro nos recuerda que nuestro paso por este mundo es
pasajero. Y que si bien Dios desea que nos divirtamos, que disfrutemos
de la vida, que la pasemos lo mejor posible, también tenemos de Dios un
mandato eterno: Somos hijos de la Luz y debemos vivir como tales.
En tiempos donde el cristianismo se vive de una manera tan light que
no marca diferencia, Pedro nos recuerda nuestra obligación y nos
refresca la memoria: Dios nos llama a vivir cada día comprometidos,
podés vivir como quieras. Pero tiene consecuencias. Mejor refrescá tu
memoria, y aliviá las tensiones que te genera una vida alejada de Dios.
Sumergite en la frescura de la comunión de Dios. Aliviá el calor de una
vida sin poder, con la unción del Espíritu. Disfrutá de una opción
mejor.
REFLEXIÓN — Viví en la pileta de Dios.
Un gran abrazo y bendiciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario