Memorias de ultratumba
(Léase Lucas 16:19-31)
François-René de
Chateaubriand deseaba que sus memorias fuesen publicadas después de su
muerte, por ello las tituló: «Memorias de ultratumba». ¿Quería dar la
impresión de que era un mensaje enviado por él desde el más allá?
Podemos preguntarnos cuáles eran sus objetivos, pero el hecho de haber
escogido este título revela muy bien esta pregunta que oprime la mente
de todo hombre con respecto a lo que ocurre después de la muerte. ¿Quién
no desearía recibir una señal, un mensaje de ese lugar inaccesible?
Pero nadie regresa para describirnos lo que ocurre allá.
Sin embargo
hay un libro que nos habla de ello, y la autoridad de Aquel que lo
inspiró es innegable, porque se trata de Dios mismo. La Biblia nos
enseña que el cuerpo, que es polvo, vuelve “a la tierra, como era, y el
espíritu” vuelve “a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). La parábola
presentada por Jesús en Lucas 16:19-31 nos describe los dos únicos
lugares posibles para el alma de los difuntos: el descanso para los
creyentes y los tormentos para los incrédulos.
No se esconda detrás
de ilusiones engañosas. Más bien, busque las respuestas en la Biblia,
donde encontrará a Cristo, el Hijo de Dios, quien vino a nuestro
encuentro en forma de hombre. Él murió para expiar nuestros pecados,
pero salió victorioso de la tumba. Crea en Jesucristo, pues hoy da la
vida eterna a todo el que deposita su confianza en él. Entonces usted
podrá decir en verdad, junto con el apóstol Pablo: “Para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).
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