En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó
su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net,
autorizándonos a que la citáramos:
«Soy una mujer de treinta y un años, felizmente casada. Tengo una
hija adolescente de catorce años, y acabo de tener un niño [que ahora]
tiene cinco meses. ¡Lo deseábamos muchísimo! Cuando supimos que era un
niño, saltamos de felicidad. Pero el día del parto nos llevamos una
gran sorpresa: nació con labio leporino y paladar hendido.
»Sin poder entender por qué Dios lo envió de esa manera, he
empezado a alejarme de Dios. Tengo miedo de lo que pueda pasar más
adelante con mi hijo y mi familia.... Todo es muy confuso. ¿No se
supone que las bendiciones de Dios son perfectas?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»... Para quienes no están familiarizados con el labio leporino y
el paladar hendido, es importante hacer hincapié en que estas
condiciones médicas pueden corregirse con una o más cirugías. Los que
no cuentan con los recursos médicos o económicos para pagar por tales
cirugías deben investigar a ver qué opciones humanitarias están a su
alcance en su país. Con frecuencia los niños que padecen de esta
condición reúnen los requisitos necesarios para recibir servicios
médicos gratis o incluso tratamiento en el exterior, solventados por
donaciones hechas a alguna organización establecida con ese fin. No se
dé por vencida hasta encontrar los servicios médicos que su hijo
necesita. Pregúntele a cada médico al que consulte, y pida ayuda de
parte de las agencias médicas del gobierno. Busque hasta encontrar más
opciones por Internet. Muchos no reciben lo que necesitan debido a que
pierden la esperanza y ya no siguen buscando ayuda.
»A Dios no lo ofende que lo cuestionemos. Sin embargo, es
importante leer las Sagradas Escrituras a fin de hallar las respuestas a
sus preguntas en cuanto a lo perfectas que son sus bendiciones
divinas, y de encontrar ejemplos como los siguientes:
»... Jonás oró al Señor desde el vientre de un enorme pez buscando su favor divino, y Dios le respondió.1
Daniel pudo haber dudado de Dios mientras miraba fijamente a los
feroces leones en el foso al que fue arrojado, pero la confianza que
tenía en los designios perfectos de Dios le dio la fe para seguir
adelante con valor.2 El apóstol Pablo
pasó mucho tiempo encarcelado, y pudo haber cuestionado a Dios, y sin
embargo hizo todo lo contrario y lo alabó.3
Las Sagradas Escrituras están repletas de relatos de personas que no
recibieron esas “bendiciones perfectas” sobre las que usted pregunta.
Le recomendamos que lea la Biblia a fin de comprender ese concepto.
»Dios no es nuestro asistente personal que se esfuerza para que
todo sea de nuestro agrado. Pero sí tiene un plan perfecto mediante el
que dispone todo para nuestro bien (y para el bien de su reino) cuando
confiamos en Él.4 Tal vez nunca nos
enteremos de las razones por las que Dios actúa de tal manera, pero la
fe nos permite confiar en que Él sabe lo que nos conviene. La fe que
acepta solamente las cosas buenas que Él nos da no es fe en absoluto.»
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