Job 5: 6-8
Cuánto anhelamos ver reflejadas las bendiciones de Dios en nuestras vidas, muchos queremos servir al Señor y que él nos use de una manera sorprendente, ansiamos bendiciones espirituales,
económicas, ministerios y dones, pero lamentablemente nosotros no
hacemos nada al respecto, queremos obtenerlas sin pagar el precio ni dar
nada a cambio, simplemente deseamos que las cosas aparezcan como por
arte de magia y a lo mejor ni siquiera las merecemos.
Sabes a veces ni es necesario decirle a Dios
lo que necesitamos, porque él conoce nuestros pensamientos, necesidades
y anhelos, el desea bendecirnos y que no nos haga falta nada, pero la
realidad es que en muchas ocasiones somos nosotros mismos quien
bloqueamos y dejamos perder las bendiciones que Dios nos ha preparado.
Pero no debemos de preocuparnos, ni darnos por vencido si queremos ver el favor y la gracia de Dios en nuestras vidas porque la solución está en nuestras manos y hoy quiero compartir dos de ellas contigo:
1. Si tú de mañana buscares a Dios: Es necesario buscar a Dios
a cada momento, debemos de adorarle y exaltarle, su alabanza debe
permanecer de continuo en nuestra boca, pero en el texto citado nos
expresa “ De mañana” un momento perfecto para estar a solas con Dios, en el cual no tienes distracciones y permites que Dios
tome el primer lugar en tu vida, yo se que nuestro Señor se pondrá muy
contento al ver que sus hijos dejan por un momento sus sueños para
buscar su rostro, para tener una intimidad con él, porque su palabra nos
dice: “Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan”
(Proverbios 8:17). Yo te invito que hagas un esfuerzo, que te levantes
de mañana cuando el sol ni siquiera está por salir y te aseguro que tus
días no serán iguales porque empezaras tu día agarrado de la mano de Dios.
2. Si fueras limpio y recto: Nuevamente
vemos que el Señor nos demanda obediencia, el quiere que permanezcamos
fiel a él, que no existan en nosotros nada que nos aparte de su
presencia, que seamos íntegros y conforme a su corazón.
Y en ese momento cuando Dios ha visto
nuestra ofrenda de adoración y obediencia, cuando hemos buscado su
presencia sin esperar nada a cambio, entonces decide bendecirte,
recompensar tu esfuerzo. Y en ese instante abre las ventanas de los cielos para derramar bendiciones abundantes en tu vida, pero sabes que no son bendiciones pequeñas sino que son mayores que las primeras, el comienza a bendecir tu casa, tu trabajo,
tu Ministerio y aun a tu familia y si tu principio fue pequeño tu
postrer estado será muy grande, porque su gracia estará contigo.
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