lunes, 15 de junio de 2015

UN PADRASTRO ARREPENTIDO

Tengo una gran culpa dentro de mí, y necesito el perdón de Dios. Me casé con una hermosa mujer que tenía una hija. Al cumplir ella trece años, me contó sus jugueteos con su novio, y terminamos manoseándonos. Esto duró como dos o tres meses. Yo no aguanté más y se lo confesé a mi esposa. Nunca hubo sexo entre nosotros, pero ahora mi esposa no confía en mí. Nunca la había engañado y no lo haré.
»Yo debí darle consejo a la muchacha; ese era mi trabajo. ¿Qué hago? La muchacha ya no vive con nosotros.... ¿Cómo puedo remediar todo esto?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Algunas cosas están tan dañadas que nunca podrán repararse. Usted ya no puede reparar el daño que hizo. No importa hasta qué punto crea que la joven haya participado, pues ninguna menor de edad de trece años es responsable de lo que un hombre adulto le haga. Durante el resto de su vida ella tendrá que afrontar las consecuencias de lo que usted hizo. No sería extraño que ella fuera más activa sexualmente como resultado de la confusión sexual que usted le causó durante esos difíciles años de su adolescencia....
»Usted quiere que su esposa vuelva a tenerle confianza. Lo que usted, al parecer, no comprende es que, por alguna razón, ella optó por quedarse con usted, y la que ha tenido que irse es su hija. La joven bien pudiera sentir que su mamá lo prefirió a usted. Como resultado, es posible que se sienta traicionada por usted y por su propia madre.
»... Es obvio que su esposa ya no le tiene confianza, y sería necio que se la tuviera a estas alturas. Usted la traicionó de la peor manera posible.
»Esto no puede repararse. Usted ha destruido por completo a su familia, y ahora debe rehacerla. Pero restablecer la confianza es un proceso que requiere de años....
»Si de veras está arrepentido, entonces Dios lo perdonará. El castigo eterno por el pecado suyo y el mío lo pagó Jesucristo al morir en la cruz. Él quiere ayudarle a cambiar su vida y su futuro. Pero si bien Cristo llevó el castigo eterno que le correspondía a usted, no pueden evitarse las consecuencias naturales en este mundo. No espere que su esposa confíe en usted, pero sea digno de confianza de cualquier manera. Y si siente aun la más mínima tentación o atracción hacia una niña o una adolescente, entonces es necesario que busque ayuda profesional de inmediato a fin de evitar otro incidente como éste en el futuro.»
Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 319.

No hay comentarios:

Publicar un comentario