Tengo una gran culpa dentro de mí, y necesito el perdón de Dios. Me
casé con una hermosa mujer que tenía una hija. Al cumplir ella trece
años, me contó sus jugueteos con su novio, y terminamos manoseándonos.
Esto duró como dos o tres meses. Yo no aguanté más y se lo confesé a mi
esposa. Nunca hubo sexo entre nosotros, pero ahora mi esposa no confía
en mí. Nunca la había engañado y no lo haré.
»Yo debí darle consejo a la muchacha; ese era mi trabajo. ¿Qué
hago? La muchacha ya no vive con nosotros.... ¿Cómo puedo remediar todo
esto?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Algunas cosas están tan dañadas que nunca podrán repararse. Usted
ya no puede reparar el daño que hizo. No importa hasta qué punto crea
que la joven haya participado, pues ninguna menor de edad de trece años
es responsable de lo que un hombre adulto le haga. Durante el resto de
su vida ella tendrá que afrontar las consecuencias de lo que usted
hizo. No sería extraño que ella fuera más activa sexualmente como
resultado de la confusión sexual que usted le causó durante esos
difíciles años de su adolescencia....
»Usted quiere que su esposa vuelva a tenerle confianza. Lo que
usted, al parecer, no comprende es que, por alguna razón, ella optó por
quedarse con usted, y la que ha tenido que irse es su hija. La joven
bien pudiera sentir que su mamá lo prefirió a usted. Como resultado, es
posible que se sienta traicionada por usted y por su propia madre.
»... Es obvio que su esposa ya no le tiene confianza, y sería
necio que se la tuviera a estas alturas. Usted la traicionó de la peor
manera posible.
»Esto no puede repararse. Usted ha destruido por completo a su
familia, y ahora debe rehacerla. Pero restablecer la confianza es un
proceso que requiere de años....
»Si de veras está arrepentido, entonces Dios lo perdonará. El
castigo eterno por el pecado suyo y el mío lo pagó Jesucristo al morir
en la cruz. Él quiere ayudarle a cambiar su vida y su futuro. Pero si
bien Cristo llevó el castigo eterno que le correspondía a usted, no
pueden evitarse las consecuencias naturales en este mundo. No espere
que su esposa confíe en usted, pero sea digno de confianza de cualquier
manera. Y si siente aun la más mínima tentación o atracción hacia una
niña o una adolescente, entonces es necesario que busque ayuda
profesional de inmediato a fin de evitar otro incidente como éste en el
futuro.»
Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso.
El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta
edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net
que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 319.
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