Estoy con un hombre [que] me lleva trece años.... Tenemos tres hijos
que ahora presentan señales de abuso, ya que él es una persona muy
agresiva.... [A mí también] me ha pegado.... No se quiere casar
conmigo... y no debiéramos estar juntos; pero me duele dejarlo, y no sé
qué hacer.
»¡Me siento desesperada!... Toda la gente que nos conoce me dice que lo deje.... Quiero su consejo, por favor.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¿Sabía usted que miles de mujeres se encuentran en una situación idéntica a la suya? A todas ustedes les decimos: Es peligroso quedarse con un hombre que les pega.
Tal vez usted esté dispuesta a arriesgar su propia vida, pero ¿de
veras está dispuesta a arriesgar la vida de sus hijos? Es más probable
que los niños que se crían en un hogar donde hay violencia física se
conviertan en agresores ellos mismos, o que se casen con agresores.
También es más probable que cometan actos delictivos, y la mayoría de
ellos tendrán problemas emocionales que los afectarán incluso en su edad
adulta. ¿Es eso lo que usted desea para sus hijos?
»El abuso físico por parte de la pareja es tan común que pudiera
parecer normal, sobre todo a quienes viven en un hogar en el que hay
tal violencia. Sin embargo, no es normal. No es algo a
lo que debe usted acostumbrarse o debe soportar. Los hombres que les
pegan a su esposa y a sus hijos casi nunca dejan de hacerlo a no ser
que participen en un extenso programa diseñado especialmente para
rehabilitarlos.... [Pero] la mayoría de ellos no aceptan pedir ayuda si
su mujer mantiene ocultos los moretones en el cuerpo debido a la
vergüenza que siente....
»Le animamos a que busque hoy mismo un lugar seguro donde usted y
sus hijos estén a salvo. Válgase de cualquier protección legal que las
leyes de su país le ofrezcan, y pida la ayuda económica que les
corresponde a sus hijos de parte del papá de ellos.
»Hay algunos hombres (y algunas mujeres) que no se vuelven
agresores sino hasta después de muchos años, pero la gran mayoría de
agresores muestran evidencias de ese tipo de conducta dominante en su
adolescencia o antes de cumplir los treinta años. Tal vez se manifieste
en berrinches, falta de dominio propio e intimidación física. Esas son
señales de peligro. Para quienes estén considerando cultivar una
relación con tal persona, ¡aléjense a toda prisa de él o de ella como
posible cónyuge, o siquiera para hacerse novios! No justifiquen esa
conducta ni le crean cuando diga que nunca más volverá a hacerlo. Y si
hay de por medio el consumo de drogas o de alcohol, la situación es aún
más peligrosa.
»Su Padre celestial los ama mucho a usted y a sus hijos. Si confía
en Él y le pide su dirección, Él le ayudará a hacer lo que más les
conviene a todos. Pero no tarde en hacerlo, ya que es posible que su
vida y la de sus hijos dependan de que lo haga.
»Le deseamos lo mejor,
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