Trasfondo bíblico:
Hechos 5:1-16
Verdad central: El engaño desagrada a Dios mientras que la honestidad y la
sinceridad traen su bendición.
Texto áureo: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en
verdad. Josué 24:14
Objetivo del aprendizaje:
Reconocer el peligro de la hipocresía y proponerse a servir a Dios con
sinceridad.
Bosquejo general:
I. La hipocresía expuestaA. Una mentira deliberadaB. Un juicio inmediatoII. Castigando el engañoA. Mintiéndole a DiosB. El segundo golpeIII. Avivamiento poderosoA. Abriendo caminoB. Conversiones y sanidades.
Introducción
Los versículos entre el estudio de la semana pasada y el de hoy nos dan un
historial importante para tratar con el tema del engaño. Después que la primera
persecución contra la Iglesia se apaciguó, la bendición de •Dios se hizo aun más
evidente. La unidad entre los creyentes era tan fuerte que se describía como
"un corazón y un alma" (Hechos 4:32). los miembros de la Iglesia se hacían
cargo de las necesidades financieras de los que tenían menos recursos. No hay
indicación de que los apóstoles "ordenaron" la venta de propiedades o la colecta
de dinero en un solo fondo. Trágicamente, en este ambiente de pecado se hizo
manifiesto el engaño.
Comentario Bíblico
I.
La hipocresía expuesta (Hechos 5:1-4).
A. Una mentira deliberada
El
capítulo 4 concluyó mencionando la generosidad de Bernabé, pero ahora está por
introducirse un espíritu diferente. La culpa no cae exclusivamente sobre el
hombre o su esposa por los eventos que siguieron. El lenguaje de las Escrituras
indica que ellos participaron en esto juntos. Ninguno podía señalar al otro con
el dedo para decirle: "Tú tienes la culpa."
Pregunta: ¿Les parece a ustedes que esta pareja planeó esto de antemano o
fue algo que se les ocurrió en el momento?
No
hay duda que el engaño de ellos fue planeado. La frase "sabiéndolo también su
esposa" es la clave. Esto significa que ella conocía todo muy bien. En un
momento dado ellos se habían puesto de acuerdo en lo que harían.
Básicamente, el pecado de Ananías y Safira estaba fundamentado en su deseo de
ser reconocidos y alabados, y de recibir esa alabanza sin pagar el precio. Otra
gente vendía sus propiedades y traían todas sus ganancias a los pies de los
apóstoles para formar un fondo común. Es obvio que Ananías y Safira querían ser
reconocidos por los demás como generosos, así que también vendieron alguna
propiedad. La información de Lucas en el versículo 2 de que "sustrajo del
precio" nos alerta al hecho de que estamos viendo los motivos impuros y
egoístas de esta pareja.
B. Un juicio Inmediato
El
espíritu de avivamiento llenaba la Iglesia. Los cristianos con quienes Ananías y
Safira se juntaban eran generosos y cariñosos. Todos daban un gran ejemplo del
desinterés. Sin embargo, en medio de este hermoso ambiente espiritual, estos dos
se atrevieron a hacer el papel de hipócritas.
Con una presencia tan poderosa del Espíritu Santo en la Iglesia, estas personas
fueron necias al creer que su engaño no sería descubierto. La pureza de la
Iglesia hizo imposible que su mentira pasara sin descubrirse. La vida de oración
del cuerpo de creyentes levantó una enorme defensa contra la invasión del
pecado.
El
juicio bajo la mano de Pedro fue rápido. Ananías había permitido que Satanás
invadiera su corazón y lo controlara. La gente a veces usa la expresión "el
diablo me hizo hacerlo", pero esto es una mentira. Satanás puede tratar de
forzamos a hacerlo, pero jamás podrá "hacemos" hacer nada. Dios nos creó con
libre albedrío y nosotros tenemos la capacidad para elegir.
Pregunta: ¿Por qué dijo Pedro que Ananías había mentido al Espíritu Santo?
La
Iglesia (el Cuerpo de Cristo, no un edificio) es el lugar donde el Espíritu de
Dios habita. Un pecado contra la Iglesia es un pecado contra Él. Si este pecado
no hubiera sido castigado, la Iglesia sobre la cual el Espíritu Santo preside se
hubiera debilitado.
El
versículo 4 deja en claro que Ananías y Safira no tenían que entregar todo el
dinero de la venta de su propiedad. Ellos podían haber dado cualquier porción, o
nada. Realmente, ellos ni siquiera tenían que venderla. Sin embargo, fingieron
que estaban poniéndolo todo en el altar.
La
acusación de Pedro de que Ananías y Safira habían contemplado esto en su corazón
muestra que ellos habían pensado en este plan por algún tiempo. Es razonable
suponer que mientras esto ocurría, Ananías y su esposa asistían a las reuniones
de la Iglesia. Se juntaban con creyentes cuyos corazones eran puros y cuyas
acciones eran sinceras. Para poder continuar con su malvado plan, tuvieron que
cerrar su corazón al Espíritu Santo. Tuvieron que endurecer su conciencia y
hacer caso omiso de la voz del Espíritu Santo. El relato de su pecado es una
advertencia a la Iglesia de todas las edades.
II. Castigando el engaño (Hechos 5:5-11).
A. Mintiéndole a Dios
Las últimas palabras que Ananías escuchó antes de morir fueron: "No has
mentido a los hombres, sino a Dios." ¡Qué tragedia! Esa era la última
acusación que él esperaba oír en una iglesia que estaba experimentando tal
crecimiento y bendición de Dios. Sin embargo, esto enfatiza nuestra
responsabilidad de guardar nuestra vida pura. No podemos depender de la
espiritualidad de otros para cubrir nuestro pecado.
Pedro no le dijo a Ananías que iba morir. Él simplemente anunció el terrible
pecado que Ananías había cometido. El juicio vino del Espíritu Santo, no del
apóstol. Después, varios jóvenes de la iglesia envolvieron su cuerpo y lo
llevaron al cementerio.
B. El segundo golpe
Tres horas más tarde apareció Safira, sin saber lo que le había ocurrido a
Ananías. Pedro permitió que Safira declarara su propia sentencia ;cuando él la
interrogó acerca de la venta de la propiedad. Una vez más es evidente que el
hombre y su mujer habían colaborado y ensayado lo que iban a decir. Cuando Pedro
le preguntó si la cantidad que Ananías había traído era el precio total, Safira
respondió que sí sin ninguna vacilación.
Parece que el Espíritu Santo le reveló a Pedro que Safira también moriría. Ella
era tan culpable como su esposo. Ellos habían convenido "en tentar al
Espíritu del Señor". Los jóvenes que habían enterrado a Ananías estaban de
pie en la puerta, prontos para repetir lo que habían hecho tres horas antes. El
anuncio de Pedro no vino de su propia mente. Fue el veredicto y juicio del
Espíritu Santo, el gran Vigilante de la Iglesia.
Esta pareja no sólo le había mentido a Dios, sino que lo habían "tentado" por
sus acciones. La palabra significa poner a prueba. Ellos trataban de ver hasta
dónde podían ir sin la intervención de Dios. Como muchos hoy en día, Ananías y
Safira tenían un concepto poco profundo del carácter de Dios. El es amor. El
está lleno de misericordia. Pero Él también es santo y justo. Nadie puede
desafiar esa santidad y justicia sin tarde o temprano pagar el precio. Nadie
debe creer que la paciencia de Dios significa que Él es débil o que tolera el
pecado.
Pregunta: ¿Por qué trató Dios tan severamente con este engaño?
La
Iglesia estaba principiando. Dios en su sabiduría vio que si este tipo de
hipocresía no fuera castigado, sería como una infección que contagiaría a todo
el Cuerpo de Cristo. Hubiera sido fácil pensar que Dios pasaría por alto el
pecado, porque Él es demasiado bondadoso para castigar a la gente.
Pregunta: ¿Por qué es que Dios no siempre trata tan rápidamente con los
cristianos cuando pecan?
Si
Dios tratara tan severamente a todos los que merecen ser castigados, esto
crearía una atmósfera poco saludable dentro de la Iglesia. La gente le serviría,
pero no por amor, sino porque temerían no hacerlo. Tendríamos una Iglesia llena
de gente intimidada más bien que a creyentes fieles a Dios porque lo aman
demasiado como para desagradarle. Si Él siempre respondiera al pecado en la
Iglesia con un castigo rápido y público, pronto existiría una atmósfera tensa en
vez del gozo y la libertad que el Espíritu trae.
Los efectos de este juicio repentino se ven en el versículo 11. Un temor del
Señor se apoderó de todo el Cuerpo de Cristo. Tal vez igual de importante fue
que este temor se extendió afuera de la Iglesia. Y "todos los que oyeron
estas cosas" también fueron afectados.
III. Avivamiento poderoso (Hechos 5:12-16).
A. Abriendo camino
Fue como si un estorbo que había impedido el fluir natural del río
repentinamente fuera removido de manera que las aguas pudieran fluir otra vez.
No hay duda que esta limpieza, como por fuego, que Dios hizo en la Iglesia para
deshacer el espíritu engañoso de Ananías y Safira afectó lo que empezó a ocurrir
después.
Los apóstoles eran los líderes de la Iglesia que Dios había escogido. Era
conveniente que ellos tomaran la iniciativa de orar por los enfermos y poseídos
por espíritus malignos. A través del ministerio de los apóstoles, el Espíritu de
Dios se movió poderosamente, obrando toda clase de milagros.
La
parte del templo conocida como el pórtico de Salomón era un lugar bien conocido
para los maestros y sus oyentes. Estaba en un lugar estratégico para que los
apóstoles predicaran. En el versículo 12 notamos la repetición de la frase
"todos unánimes". La unidad que había estado en peligro por el engaño de dos de
sus miembros ahora estaba restaurada y floreciente.
Pregunta: ¿Qué efecto vemos en la actitud de los que estaban fuera de la
Iglesia?
El
juicio de Dios sobre Ananías y Safira había producido un temor que hizo que toda
la comunidad mirara a la Iglesia con temor y respeto. El ambiente que
predominaba durante este tiempo guardó a la iglesia de personas que buscaban
unirse a ella sólo por curiosidad: "De los demás, ninguno se atrevía a
juntarse con ellos" (Hechos 5:13).
A
pesar de la oposición del sanedrín después de la sanidad del hombre cojo, la
gente habló favorablemente de los apóstoles y los miembros de la Iglesia; es
decir que tenían un elevado concepto de ellos.
B. Conversiones y sanidades
Lucas no nos dice cuántos fueron salvos durante este gran movimiento espiritual.
Él simplemente nos dice que fueron un "gran número". A veces se oye mucho
acerca de cuántas personas se hicieron miembros de tal iglesia. Algunas de estas
personas están realmente convertidas; algunas no lo están. Es evidente que
durante este avivamiento la gente que se unía a la Iglesia lo hacían en serio.
Ellos creyeron en el Señor Jesucristo y formaron parte de la Iglesia verdadera
de creyentes nacidos le nuevo y lavados en la sangre del cordero.
La
escena en los versículos 15 y 16 nos recuerda los días del ministerio terrenal
de Jesús. La Palabra se difundió por todas partes de que la gente era sanada y
librada de demonios tal como cuando Jesús predicaba y oraba por los enfermos. De
ahí que en la mente de todos, el ministerio de la Iglesia se identificó
rápidamente con Jesús.
Pregunta: ¿Por qué se hace referencia a la sombra de Pedro en el versículo
15?
La
fe de la gente, no la sombra de Pedro, la sanó. Parecería que había un número
tan grande de gente que Pedro jamás alcanzaría imponer sus manos sobre todos.
Evidentemente creyeron que si sólo se acercaran a él serían sanados. Esto nos
recuerda la mujer que tocó el borde del manto de Jesús (Mateo 9:20-21). Estas
multitudes tenían la misma clase de fe.
Aplicación:
Nosotros nunca debemos asumir la actitud presuntuosa de Ananías y Safira. Nadie
puede imaginarse llegar a ser dominado por la clase de espíritu que engañó a
Ananías y Safira. No obstante, debemos siempre estar atentos a las trampas de
Satanás. No queremos volvernos preocupados con él, pero no debemos ignorar su
actividad. Tenemos una responsabilidad diaria de guardar nuestro corazón
sintonizado con el Espíritu Santo para que nuestro adversario maligno no tenga
entrada en nuestra vida.
Mientras que es natural apreciar los elogios de otras personas, no debemos
comprometer nuestros principios cristianos simplemente para ganar tales
reconocimientos. Ananías y Safira estaban dispuestos a practicar el engaño para
ser vistos con aprecio por los miembros de la Iglesia. Parecería que esta pareja
permitió que la avaricia entrara en su corazón; se habían propuesto a no hacer
el mismo tipo de compromiso financiero que los demás. Nuestra actitud hacia el
dinero puede ser una verdadera prueba de nuestro carácter.
No
podemos comprender cómo esta pareja pensó que podía escaparse de la vista de
Dios. Sin embargo, Satanás ciega la mente de aquellos que permiten que él los
controle. Aun si su pecado no se hubiera descubierto por otros, tendrían que
enfrentarlo en la eternidad. En el Huerto del Edén, Satanás le dijo a Adán y Eva
que ellos no serían castigados por su desobediencia, y hoy él promueve la misma
mentira. Qué maravilloso es poder mantener nuestra conciencia limpia, y nuestro
espíritu libre de toda culpa al guardamos fieles a Dios
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