La biblia como tal es un gran mensaje para todos, narrado en diferentes historias y situaciones. Siendo el principal mensajero
de todos Jesús, quien vino a traer un mensaje de amor, salvación y vida
eterna a la humanidad, pero hubo alguien quien traería el mensaje de
Jesús y era Juan el bautista ¨Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti¨ Lucas 7:27 (Reina-Valera).
En cierta ocasión Juan el bautista había enviado a sus discípulos a Jesús para que le confirmara si era él quien había de venir (Lucas 7:20),
esos discípulos en ese momento fueron testigos de los milagros y el
gran poder que tenia Jesús para sanar a los enfermos, y El no les
respondió con palabras si no con hechos, dándole la orden de que le
hicieran saber todo lo ocurrido a Juan. ¨En
esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus
malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les
dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven,
los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los
muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y
bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.¨ Lucas 7:22-23
(Reina-Valera 1960).
Notamos en esta situación mensajeros enviados por mensajeros, y así ha crecido la cadena, pues en la actualidad somos nosotros los que cumplimos esa labor.
Nos corresponde a TODOS como hijos de Dios llevar el mensaje de
salvación a la humanidad, no importando el llamado que tengamos,
predicar la palabra es una labor de todas las personas sin excepción alguna. Ejemplo dado por el mismo Jesús (Mateo 11:35-38), nunca es suficiente cuando de las cosas de Dios se trata, no basta con que ya existan muchos pastores, profetas, apóstoles, maestros, evangelistas,
para dar a conocer las buenas nuevas, aun faltan muchas personas por
conocer de su palabra, la mies es mucha, pero los obreros son pocos.
Además de nosotros es el deber velar porque ese mensaje sea bien emitido, aunque a veces no veamos los resultados que esperamos, pero cumplimos nuestra labor
sembrando esa semilla, que es la palabra de Dios. Pues hay varios tipos
de tierra, pues algunos no recibirán bien el mensaje, como tierra
infértil, pero otros lo recibirán con agrado como tierra fértil dando
fruto.
Todos necesitamos de Dios, todos en su
momento hemos recibidos mensajes de parte de Dios por una persona que el
usa como instrumento, pero no solo es sentarse a esperar
recibir mensajes, sino también es hora de que los compartamos con los
demás, es un mensaje que se debe llevar con urgencia, y darle la
prioridad que amerita, pues Dios no quiere que nadie se pierda pues la
llegada de Jesús casa día se acerca más.
¨Pues
si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es
impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!”
1 Corintios 9:16 (Reina-Valera 1960)
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