Por naturaleza tenemos la cualidad de buscar siempre el mal, y es que la
naturaleza pecaminosa que tenemos nos induce cada día a buscar lo malo,
sin embargo desde el día que decidimos entregarle nuestra vida a Dios,
desde ese día comenzamos una batalla para negarnos a nosotros mismos, a
nuestros deseos pecaminosos para comenzar a obedecer y agradar a Dios
con todo lo que hagamos.
Aquellos que ya tenemos conocimiento de Dios, que hemos leído la Biblia,
que mantenemos una comunión diaria con Dios sabemos muy bien qué cosas
le agradan a Dios y qué cosas lo desagradan, sin embargo a pesar que
sabemos la teoría somos muy malos para la practica; y es que a pesar que
sabemos lo malo muchas veces vamos detrás suyo a sabiendas que eso
desagrada a Dios.
¿Qué quieres ser tú?, ¿Sabio o insensato?, estoy seguro que la teoría la
sabemos la gran mayoría, pero la teoría se queda en nada cuando no se
lleva a la practica. Lo más duro de todo es que a veces estamos haciendo
lo malo a conciencia, es decir que sabemos muy bien que debemos dejar
de hacer y no lo hacemos. La Biblia se refiere a esto: “Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo.” Santiago 4:17 (Nueva Traducción Viviente).
¿Qué estás esperando para dejar de hacer lo que muy bien sabes que está
mal?, ¿Qué es lo que tiene que hacer Dios para que tu corazón se vuelva a
Él y tu intención sea solo agradar a Dios y no a tu naturaleza
pecaminosa?
Es hora de ser valientes, es hora de levantarnos como ese ejercito de
valientes que hacen a un lado sus deseos personales y comienzan a buscar
el agrado de Dios, es hora de apartarnos del mal y comenzar a buscar el
bien, es hora que la teoría se vuelva practica.
Hoy te invito a ser valiente, a utilizar ese dominio propio del cual
Dios te doto para decir NO a aquello que desagrada a Dios, es hora de
agradar a Dios con todo y en todo porque Él se lo merece, porque Él ha
sido bueno y porque fuimos llamados a vivir para Él y no para nuestros
deseos.
¡Se valiente y apártate del mal!
“Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia.”
Job 28:28 (Reina-Valera 1960)
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