–¿Piensa que sus alumnos se interesan en la guerra?
–¡Por supuesto, y quizá demasiado! A algunos les fascinan las armas.
–Entonces, ¿le parece conveniente traerlos a este museo?
–Sí. Si queremos evitar que los horrores por los que pasamos se reproduzcan, debemos hacer que nuestros hijos tengan presente ese suceso.
Dios también nos invita a recordar, no el mal que hicieron los hombres, sino lo que Él hizo por nosotros. Es el recuerdo que Jesús dejó a los cristianos a fin de que no olviden el precio que pagó para salvarlos. Jesús invita a cada cristiano a participar el domingo en una comida muy sencilla compuesta por un pan y una copa, símbolos del cuerpo y de la vida del Salvador, ofrecidos por nosotros en la cruz.
Desde hace casi veinte siglos, los cristianos recuerdan así a Jesucristo. Cristianos, ¡no olvidemos hasta dónde llegó el amor de nuestro Salvador por nosotros! Las palabras y las buenas intenciones no cuentan. Sólo los hechos muestran la realidad de nuestro compromiso. Por lo tanto, estemos presentes allí donde se recuerda al Señor, y participemos de esa conmemoración con adoración.
Gloria y hermosura es su obra… Ha hecho memorables sus maravillas.
Salmo 111:3-4
El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
1 Corintios 11:23-24
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