Imagínate al Hijo de Dios caminando con una cruz sobre sus hombros hacia
un lugar donde seria crucificado, sin culpa, sin pecado, pero con un
único propósito: Que su muerte sirviera para el perdón de tus pecados.
Jesús mismo sintió lo difícil del momento, antes de ser arrestado dijo: “Y
él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto
de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero
no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:41-42 (Reina-Valera
1960). Y estando en la cruz crucificado también dijo: “Cerca de
la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Mateo 27:46 (Reina-Valera 1960). Sin embargo y a pesar de tener el
poder de Dios para hacer un milagro allí mismo, decidió no rendirse en
su propósito de morir por ti y por ti, todo por amor.
El amor de Dios es tan grande que dio a su único Hijo para morir en
nuestro lugar. Su muerte debe ser cada día nuestra motivación para no
rendirnos, para no renunciar.
Quizá a veces sientas que no puedes más, quizá las fuerzas de a poco se
te acaban, quizá pensamientos de renunciar venga a tu mente, pero aun
con todo eso ¡No debes renunciar a Dios!, Él lo es todo para ti, Él es
el único que te a amado de una manera sincera, Él es el único que ha
estado contigo en los momentos más difíciles de tu vida, Él jamás te ha
abandonado y ha sido el único que ha creído en ti y en lo que puedes
lograr, por lo tanto ¡No puedes renunciar a Él!
No te creas inmerecedor de su amor, porque Él no te ama porque te lo merezcas, sino porque decidió amarte eternamente.
Hoy tienes que sacar fuerzas donde no las hay y tomar la valiente
decisión de seguir adelante en este camino de verdad, no puede ser que
mientras Dios dio todo por ti, tú no quieras dar TODO por Él.
Es hora de levantarte, de secarte las lágrimas, de sacudirte el polvo a
consecuencia de la última caída y seguir avanzando, porque Dios se
merece todo nuestro esfuerzo y si algo nos anima es que Él jamás
renuncio a morir por ti, sino que llevo a cabo su propósito para que
ahora tú puedas ser perdonado de tus pecados y con ello heredar la vida
eterna que Él tiene preparada para todos aquellos que lo reconozcan como
Señor y Salvador.
Hoy es un día en donde debemos levantarnos nuevamente y retomar el
camino, es hora de desechar todo pensamiento contrario que nos quiere
llevar a renunciar y dejar que Dios nos tome de la mano nuevamente para
caminar junto a Él.
¡No renuncies! ¡Dios dio todo por ti!

No hay comentarios:
Publicar un comentario