Nada cambió para el hijo pródigo, hasta que decidió levantarse, y moverse en la dirección correcta, y aceptar la responsabilidad para su vida. ¡Dios irá muy lejos para ayudarte, pero Él no podrá hacer nada si tú te quedas parado,sin moverte! Si aceptas el fracaso como lo último, entonces, lo será, pero nunca hasta que tú lo decidas. El hijo pródigo descubrió que su futuro sólo dependía de que él tomara una decisión. ¡Es lo mismo contigo!
John Maxwell dice: “Caer no quiere decir que yo soy un fracasado; sólo quiere que todavía no ha llegado el éxito. No quiere decir que no he conseguido nada; sólo quiere decir que no he aprendido nada. No quiere decir que soy un tonto; sólo quiere decir que no he tenido el coraje de arriesgarme. No quiere decir que soy inferior; sólo quiere decir que no soy perfecto.
No quiere decir que he perdido mi tiempo; sólo quiere decir que tengo una razón para volver a empezar. No quiere decir que debo abandonar; sólo quiere decir que debo intentarlo más fuertemente. No quiere decir que nunca lo conseguiré; sólo quiere decir que debo de tener más paciencia. No quiere decir que Dios me ha abandonado; ¡sólo quiere decir que Él tiene una idea mejor!”
Anímate, hoy, hijo de Dios. Tu Padre quiere redimirte de tus fracasos, liberarte de la trampa en la que has caído, y restaurarte a la comunión con Él. Sólo está esperando que vuelvas a Él, hoy, con todo tu corazón.
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