sábado, 7 de diciembre de 2013

El reposo es un deber, no una opción

Dios reposó luego de la creación. El reposo allí se refiere al descanso luego de la obra de la creación y el trabajo. El reposo como descanso tiene más sentido hoy en día, en un mundo tan ocupado y complicado. En realidad, las características del reposo no son pertinentes para el mundo actual, que afirma que “el tiempo es oro”. Sin embargo, esto es cuando pensamos erróneamente en el descanso como algo propio de uno. El reposo al que se refiere la Biblia no es un problema mío, sino es el problema de la relación con Dios.
La madre de los fundadores de la iglesia metodista John y Charles Wesley, Susana Wesley, no tuvo una vida fácil. Tenía 19 hijos, y su esposo Samuel Wesley complicaba aún más la vida doméstica con sus recurrentes deudas. Pero, incluso en esas situaciones, Susana mantuvo una profunda relación con Dios. En su libro “El viaje”, el teólogo protestante Alister McGrath escribe acerca de ella: “No era fácil encontrar un espacio para entregarle a Dios, en medio de una vida de tantas ocupaciones y preocupaciones económicas. Sin embargo, Susana creía firmemente que el ejercitarse en dedicarle un tiempo a Dios, en medio de esa atareada vida, era la esencia de la satisfacción individual y la tranquilidad espiritual”.

El secreto de la supervivencia espiritual de Susana estaba en cederle un espacio a Dios en medio de la difícil situación, por medio del reposo, y experimentar a Dios en esa situación. Pasar un momento de descanso con Dios es esencial para el cristiano, es la alegría en sí y nos permite servir mejor a Dios.
[La historia del nuevo acompañamiento que experimenta la realidad del poder]/ O Jeong-hyeon

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