Dirigido a Roma
Lucas
escribió el evangelio de Lucas y Hechos dirigiéndose a Teófilo, es
decir, a ‘aquel que ama a Dios’. El libro de Hechos comienza con la
ascensión de Jesús y continúa con la expansión de la Iglesia,
enfocándose principalmente en los ministerios de Pedro y Pablo. Los
capítulos 21 al 30 relatan el final del tercer viaje misionero y el
viaje de Pablo a Roma.
El viaje a Jerusalén y el arresto (21:1 - 22:29)
A pesar de la advertencia de que sería arrestado en
Jerusalén, Pablo va a esta ciudad y es golpeado por una turba que busca
darle muerte. El tribuno romano y sus tropas llegan a tiempo para
detener a la multitud y arresta a Pablo, a quien permiten hablar en
público. Hablando en arameo, Pablo se presenta como uno que antes
perseguía a los cristianos, y describe su experiencia de conversión y su
llamado a predicar a los gentiles. Su mensaje provoca un nuevo
alboroto. Al saber que Pablo era ciudadano romano, el tribuno lo libera y
convoca a una reunión con los líderes del sanedrín.
Ante el Sanedrín (22:30 - 23:35)
Intencionalmente, Pablo menciona “acerca de la esperanza y la resurrección de los muertos”,
causando división entre los fariseos y saduceos, ya que los primeros
creían en la resurrección, y los últimos no. Unos 40 hombres conspiran
para matar a Pablo, pero su sobrino avisa al tribuno, quien escribe una
carta al gobernador Félix y envía a Pablo escoltado por guardias armados
hasta Cesarea.
Ante Félix (24:1-23)
El sumo sacerdote Ananías y algunos ancianos judíos
van a Cesarea con un orador llamado Tértulo, quien levanta cargos
contra Pablo: ‘Este hombre es un promotor de sediciones, cabecilla de la secta de los nazarenos, quien ha intentado profanar el templo’.
Pablo se defiende diciendo que otras personas que lo habían visto,
necesitaban ser oídas, para conocer la verdad. Al oír su defensa, Félix
posterga su decisión hasta que el tribuno romano venga a declarar sobre
lo sucedido en Jerusalén.
Ante Félix y Drusila (Hechos 24:24-27)
Félix y
Drusila, su mujer judía, hablan con Pablo y oyen su mensaje. Félix dice
que lo volverá a llamar cuando sea conveniente. Muchas veces lo hacía
venir y hablaban, esperando que Pablo le diera dinero para que lo
soltara. Félix mantiene a Pablo en la cárcel durante dos años para
ganarse el favor de los judíos.
Ante Festo (25:1-22)
Una vez más,
Pablo es acusado por los líderes religiosos. Festo indica que el apóstol
debe ser llevado a Jerusalén para que se decida el asunto; pero, Pablo
apela a César, lo cual significaba que debía ser llevado a Roma. Sin
saber de cuáles cargos podría acusar a Pablo, Festo pide al rey Agripa
que oiga a Pablo y luego le aconseje.
Ante Festo y Agripa (25:23 - 26:32)
Pablo describe
cómo era su vida antes de conocer a Jesús, cómo lo conoció en el camino a
Damasco y se convirtió en creyente, y cómo ha sido su vida desde su
conversión. Trata de convencer al rey Agripa, para que acepte el
evangelio, pero él lo rechaza, aunque responde a Pablo: “Por poco me
persuades a ser cristiano”. Agripa declara a Festo que Pablo no ha hecho
nada digno de muerte o prisión, y podría ser liberado si no hubiera
apelado al César.
El viaje de Pablo a Roma (27:1 - 28:16)
El viaje de
Pablo a Roma enfrenta numerosos obstáculos: fuertes vientos, son
obligados a parar en un puerto incómodo para invernar, y luego, una
terrible tormenta. Catorce días después de zarpar, el viento huracanado
lleva el barco hasta la isla de Malta, donde encalla en la arena y es
destruido en pedazos. Pero, los 276 pasajeros sobrevivieron. En Malta,
Pablo es mordido por una serpiente venenosa, pero no sufre ningún mal.
Luego, sana al padre de Publio y a otras personas. Al zarpar en otra
nave, Publio les da provisiones para el resto del viaje.
Pablo predica sin impedimento en Roma (28:17-31)
Custodiado por
un soldado, a Pablo le permiten arrendar una casa y recibir a sus amigos
y a todos los que querían oírle hablar. Muchos le oyen, algunos se
convierten y otros no. Lucas concluye el libro de Hechos, diciendo que
Pablo vivió como prisionero por dos años, predicando el evangelio “del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”. ¡¡Gloria a Dios!!
Escrito por Glenn A. Jent
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