Su pedido fue un sutil recordatorio de cuán fácilmente podemos encerrarnos en nuestro mundo, vida y problemas… hasta el punto de no ver las necesidades de los demás. Pablo describe así nuestra responsabilidad: «No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4). El versículo siguiente nos recuerda que esto es parte del ejemplo de Cristo: «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús».
Nuestra ayuda manifiesta un interés semejante al de Cristo por aquellos que sufren. Apoyémonos en la gracia de Dios y confiemos en Él a fin de que nos capacite para servir a otros durante sus necesidades.
LEA: Filipenses 2:1-5
No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. —Filipenses 2:4
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