Fondo Bíblico: 1 Tesalonicenses
3:1-13
Verdad Central: El crecimiento
en la fe y en el amor nos puede ayudar a permanecer firmes en el Señor.
Texto Áureo: Así que, hermanos
míos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo no es en vano. 1 Corintios 15:58
Objetivos del aprendizaje
1. Entender el verdadero
significado de la expresión "estar firmes en el Señor".
2. Permanecer firmes en el
Señor a pesar de las circunstancias.
3. Tomar la determinación de
consagrarnos día tras día para ocuparnos en el servicio del Señor.
Bosquejo general
I. Firmes frente a las
tribulaciones
A. El afecto de Pablo
B. La solicitud de Pablo
II. El crecimiento en la fe y
en el amor
A. Un informe alentador
B. El cuidado constante
III. Fortalecimiento en la
santidad
A. El crecimiento del amor
B. Firmeza en la santidad
Introducción
¿Qué quería decir Pablo a los
creyentes de Tesalónica al recomendarles que fueran "firmes en la fe" o "firmes
en el Señor"? Por una parte, él aconsejaba a los tesalonicenses a que le
buscaran el mejor lado a cada situación en que se encontraran para dar siempre
la gloria al Señor.
Este principio puede ilustrarse en
los distintos cuadros que nos ofrece la naturaleza. Por ejemplo, las flores más
lindas suelen hallarse en medio de los pantanos más impenetrables.
Lo mismo ocurre cuando uno camina
por la acera de una calle entre viejos y casi destruidos edificios de las
grandes ciudades. En medio de las hendiduras del concreto se pueden apreciar
plantitas muy atractivas con diminutas florecitas que sólo nos recuerdan la mano
que las ha creado.
¿Quién no se detiene a admirar cómo
se sostienen los árboles torcidos y casi vencidos por los furiosos vientos a la
orilla del mar? Sin embargo, permanecen allí a través de los años. Es admirable
la belleza de las flores que brotan en las inmensas paredes que se levantan a
los lados del Gran Cañón del Colorado. Allí los pequeños arbustos lucen su
colorido en medio de las más precarias circunstancias.
Lo que los cristianos podemos
aprender de estos ejemplos d la naturaleza es que aun en medio de las peores
circunstancias puede florecer la vida cristiana más fructífera. En medio de las
tormentas más fuertes puede levantarse la vida cristiana como testimonio firme
del poder y del amor de Dios. Quizá haya situaciones precarias y difíciles en
las que no existan esperanzas de sobrevivir, pero la gracia y el poder de Dios
son suficientes para hacernos florecer donde no haya recursos materiales. Todo
esto puede ser una forma eficaz de atraer alas multitudes al conocimiento de
Dios.
Tal como lo hicieran los cristianos
tesalonicenses, permanezcamos firmes en el Señor, creciendo siempre en fe y en
amor para servirle con eficiencia.
Exposición Bíblica
I Firmes frente a las tribulaciones
(1 Tesalonicenses 3:1-5).
A. El afecto de Pablo
Cierto cristiano se quejaba en una
ocasión de que el nuevo pastor de su iglesia durante su predicación parecía muy
amable, atento y cuidadoso. Sin embargo, fuera del púlpito era una persona
totalmente diferente: descortés, desatento, indiferente y difícil de ser
abordado, hasta para saludarlo.
Pregunta: ¿Se adapta esta
descripción al apóstol Pablo?
Pablo había sido acusado de
predicar el evangelio sólo para ver qué podía sacar para sí mismo. También se
decía que no era nada afectuoso ni le importaba la situación de los creyentes.
Sin embargo, él se toma el tiempo y utiliza los medios necesarios para enfatizar
el hecho de que tanto él como sus colaboradores en el ministerio eran tan
tiernos y les tenían tanto aprecio estando ausentes como cuando habían estado
presentes en Tesalónica. Los creyentes de ese lugar no eran meros números en los
informes ministeriales del apóstol; estos hermanos constituían una verdadera
responsabilidad en su corazón.
Pregunta: Si fue posible enviar
a Timoteo para que visitara a la iglesia de Tesalónica, ¿por qué razón no
realizó la visita él mismo aunque fuera bajo el riesgo del martirio?
No tiene gloria el simple hecho de
convertirse en un mártir nada más por querer serlo. Dios quiere que estemos
vivos para poder servirle; y si a lo largo del camino nos toca morir por su
causa debemos estar listos para ello.
Dos cosas se pueden decir acerca de
Pablo en este punto. En primer lugar, si él se hubiera arriesgado a volver a
Tesalónica, no sabemos realmente cuánto bien habría podido hacer allí. Lo que sí
sabemos es que tanto en Filipos y Berea como en Tesalónica la oposición había
alcanzado proporciones de revueltas y levantamientos muy serios. Para Pablo
hubiera sido muy difícil, y para sus convertidos muy peligroso, el que él
tratara de ministrar el evangelio en tales circunstancias. Echando una mirada
retrospectiva, lo más seguro es que la sola presencia del apóstol en Tesalónica
habría puesto en grave peligro la vida de los creyentes. Dios conoce todas las
cosas. Quizá era mejor que Pablo permaneciera en Corinto porque su ministerio
allí podría ser más provechoso que en Tesalónica. Cualesquiera que hayan sido
las razones, podemos notar que Pablo no perdió tiempo y trató de hallar la
manera de escapar. Es evidente que este no era el momento en la voluntad de Dios
para la muerte del apóstol. Pero aunque él personalmente no podía hacer el viaje
a Tesalónica, su deber era buscar a la persona ideal para dicha misión.
B. La solicitud de Pablo
La preocupación de Pablo por la
iglesia de Tesalónica se hizo tan intensa que finalmente ya no pudo resistir
más. El sentía la urgencia de saber cómo andaban las cosas por allá. Por otra
arte deseaba que estos creyentes se amaran en la fe. La persona ideal para esta
misión fue Timoteo, quien tendría que estar en Tesalónica enseñando a los
cristianos y dándose cuenta de la situación en que se encontraban para traerle a
Pablo un informe fidedigno. Este siervo de Dios iba a los tesalonicenses para
hacer lo mismo que deseaba hacer Pablo, a quien se le hizo imposible ir.
Pablo pudo haber asumido la
posición egoísta de que él era el único capaz de realizar ese ministerio. El
pudo haberse dicho: "Bueno, si no lo hago yo, nadie podrá hacerlo en Tesalónica.
Si dejo que Timoteo vaya, quizá lo arruinará todo."
Es un distintivo de grandeza el
estar dispuesto a delegar en otros aquellas labores que uno no puede realizar
personalmente (aunque la persona delegada no parezca tener la misma
experiencia), con el firme propósito de llevar a cabo la obra del Señor.
Pablo tuvo mucho gusto en enviar a
Timoteo, recomendándolo como "nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador
nuestro en el evangelio de Cristo" (versículo 2). Con esta actitud, demostraba
que no era egoísta, que amaba a los tesalonicenses y tenía confianza en el
ministerio del joven Timoteo.
Pregunta: ¿No era muy peligrosa
esta misión?
No cabe duda de que la preocupación
de Pablo aumentó al pensar en la posibilidad de que Timoteo también enfrentara
graves peligros al volver a la ciudad de Tesalónica. No obstante, tanto él como
Timoteo se olvidaron del peligro, pensando más en el amor hacia los hermanos.
Casi podemos imaginar la oración fervorosa que estos dos grandes hombres de Dios
hicieron antes de la partida de Timoteo.
Enseñanza práctica
Pablo no se sentía satisfecho con
sólo ganar a la gente para Cristo y luego abandonarla. El sabía que los recién
convertidos necesitan ser fortalecidos en la fe y en la vida cristiana diaria.
Esto lo debemos mantener muy
presente en nuestra misión de ganar almas para el Señor y para su obra. ¿Cuenta
su iglesia con un programa sistemático de discipulado para el establecimiento de
los nuevos creyentes? ¿Se les está brindando a ellos adiestramiento básico y
aliento espiritual? Cuando se convierten niños que proceden de hogares no
cristianos, ¿qué se hace para conservarlos en la iglesia e ir ganando
gradualmente a sus familiares para el Señor?
Estos son asuntos muy importantes a
los cuales se les debe prestar atención. Un programa de evangelismo sólo es
eficaz cuando se tiene seguidamente un buen programa de discipulado y desarrollo
cristiano. ¿Qué puede hacer usted, ya sea como individuo o como arte de un
grupo, para ayudar a su iglesia para que mejore este aspecto? El evangelismo y
el discipulado son responsabilidades de todo cristiano.
II. El crecimiento en la fe y en el
amor (1 Tesalonicenses 3:6-10).
A. Un informe alentador.
Tratemos de ponernos en el lugar
del apóstol Pablo. Imaginémonos sus emociones. El ya había pasado por una serie
de tribulaciones y mucha persecución. ¿Qué cree usted que hubiera sucedido si,
después de todo esto le hubieran llegado noticias de que la iglesia de
Tesalónica se había desmoronado?
Pablo seguía enfrentándose a
múltiples dificultades, como se puede apreciar en el versículo 7. Sin embargo,
en medio de todas sus aflicciones, el informe que le trajo Timoteo le produjo un
inmenso regocijo. Ese informe no sólo manifestaba que los tesalonicenses estaban
firmes en el Señor sino que también le demostraba al apóstol que ellos deseaban
verlo personalmente, así como él ansiaba verlos a ellos. Mientras tanto, el
corazón de estos creyentes estaba fijo en el Señor, esperando su segunda venida.
Pregunta: ¿Podemos aprender
algo de esto?
Cuando una persona ha invertido su
tiempo y sus energías en algún proyecto no puede dejar de interesarse en él y
hasta preocuparse mientras no esté seguro de que su trabajo va a dar buen
resultado y que superará los obstáculos. Los pares, después de invertir algo de
sí mismos en sus hijos quedan ansiosos de ver cómo les irá cuando tengan que
proceder por su cuenta. Lo mismo pasa con un maestro que ha consagrado su vida
enseñando, o un predicador que ha invertido sus energías en el ministerio; sus
mayores anhelos son ver a esa niñez y a esa juventud crecer y hacerse parte de
la iglesia para ser útiles al Señor. Uno siempre se hace la pregunta: "¿Cómo les
irá a quienes he instruido cuando les lleguen las pruebas y las dificultades?"
Mucho más significativa es la
ilustración que encontramos en Jesús. Jamás ha habido ni habrá en ningún lugar
del mundo nadie que pueda demostrar un amor comparable al amor que manifestó
nuestro Señor y Salvador Jesucristo al entregar su vida en la cruz por el
pecador. El lo dio todo por nosotros y ahora espera ver cómo respondemos a su
amor.
B. El cuidado constante
El versículo 8 bien podría
parafrasearse de la manera siguiente: "Ahora podemos vivir felices, sabiendo que
ustedes están firmes en el Señor."
Pregunta: ¿Qué quería decir
Pablo con todo esto?
Parece que el gozo espiritual y la
alegría del apóstol Pablo dependían en cierto modo de la manera en que la
iglesia de Tesalónica disfrutaba de la victoria en Jesús. Hacía muy poco él
había conducido a esas almas al Señor. Ahora toda su vida estaba involucrada en
el desarrollo espiritual de estos creyentes.
¿No presenta esta actitud de Pablo
un desafío para que nosotros también demostremos esta clase de amor al pueblo de
Dios? Alguien ha dicho que en esta época moderna el hombre mantiene su teología
por un lado y su corazón por otro. Es cierto que nosotros reconocemos el
sufrimiento que hay en el mundo y sabemos que las almas sin Cristo están
perdidas, sin embargo, todo esto queda en mera teoría y no se traduce en oración
y práctica para aliviar dichas necesidades. ¡Qué contraste entre la actitud de
Pablo y la nuestra!
Pregunta: ¿Cuál era la
preocupación de Pablo?
El no se sentía satisfecho de que
estos creyentes supieran solamente las cosas básicas de la fe. Lo que deseaba
era que permanecieran firmes en el Señor. Pero además de orar por la firmeza de
los tesalonicenses, él añoraba al Señor para que le permitiera volver a ellos
para completar lo que les faltara en su fe (versículo 10).
Enseñanza práctica
Pregunta: ¿Qué significa "estar
firmes en el Señor"?
Si nos pusiéramos a hacer una lista
de todas las características de un cristiano que está "firme en" el Señor" muy
pronto nos encontraríamos en busca de ejemplos a través de toda la Biblia. El
propósito de las Escrituras es equiparnos perfectamente para la obra del Señor
(2 Timoteo 3:16, 17). Las epístolas constituyen la culminación de las enseñanzas
bíblicas sobre la manera en que el hombre debe responder a Dios. Los planes de
Dios son que su pueblo crezca y se desarrolle, "hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios" (Efesios 4:13). Cuando
estamos creciendo espiritualmente y somos estables en el Señor no somos
"llevados por doquiera de todo viento de doctrina" (Efesios 4:14).
El deseo de Pablo era que los
tesalonicenses fueran edificados en la fe. Su mayor anhelo era que los creyentes
llegaran a ser fuertes con la comida sólida, porque "el alimento sólido es para
los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal" (Hebreos 5:13, 14). Todo
esto era para que los tesalonicenses estuvieran bien equipados para la jornada
cristiana.
El constante cuidado de Pablo por
los creyentes es un ejemplo fascinante para la iglesia de hoy. Nosotros no
acostumbramos dejar a los infantes que se defiendan por sí solos; sin embargo,
sí dejamos a los recién convertidos por su propia cuenta. Si la iglesia de hoy
orara por los creyentes como el apóstol Pablo oraba por los tesalonicenses; si
nuestro corazón se conmoviera como el suyo, es probable que tuviéramos los
avivamientos más grandes de la historia cristiana. Estos avivamientos no surgen
de un momento a otro. Estos empiezan a gestarse en el corazón de los hijos de
Dios y nacen mediante oración y esfuerzo abnegado.
III. Fortalecimiento en la santidad
(1 Tesalonicenses 3:11-13).
A. El crecimiento del amor
En los últimos tres versículos del
capítulo 3 de 1 Tesalonicenses, Pablo pronuncia otra oración pastoral a favor de
los creyentes de Tesalónica.
Enseñanza práctica
Pregunta: ¿Cómo se puede vivir
una vida cristiana en la cual abunde el amor hacia los demás?
A menudo es en los momentos de
frustración cuando no dejamos que el amor de Dios fluya a través de nuestra vida
para bien de otros. Pero la Biblia claramente nos enseña que debemos vivir a un
nivel elevado de santidad en todo tiempo, no solamente en momentos de victoria.
¿Cómo podemos estar firmes en el Señor cuando alguien nos ofende, o cuando se
nos hace tarde para cumplir un compromiso, o cuando el tráfico se pone
imposible, o cuando nos sentimos muy enfermos?
"Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera" (Isaías 26:3). La llave del éxito para
vivir santamente es mantener nuestro pensamiento fijo en el Señor. Si nuestra
mente está fija en Dios, nuestras acciones tendrán que reflejar una vida de
santidad. "Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con
alabanza" (Salmo 100:4). Dios es siempre digno de nuestra alabanza. Cuando le
ofrecemos "sacrificios de alabanza" estamos poniendo nuestra vida a tono con la
voluntad de Dios.
Pablo oraba para que el Señor le
abriera camino para volver a ellos. El siempre pedía la dirección del Señor, sin
importarle si el problema era demasiado grande o pequeño.
Pablo oraba para que los cristianos
de Tesalónica crecieran y sobreabundaran en amor, no sólo entre ellos mismos
sino también en su relación con toda la comunidad. Si bien el informe que le
trajo Timoteo decía que los tesalonicenses estaban firmes en el Señor, Pablo
indica aquí que aún había lugar para crecer y mejorar.
B. Firmeza en la santidad
Pregunta: ¿Qué entendemos por
santidad?
La santidad no es la ausencia total
del pecado, ni un estado de perfección, por lo menos aquí en la tierra. Pablo
estaba consciente de que no era perfecto, pero sí decía- "Prosigo, por ver si
logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús ... una cosa
hago ... prosigo a la meta" (Filipenses 3:12-14). Además podemos decir que la
santidad no es dureza. No es una actitud negativa o prohibitiva al grado de
dejar de ser cauces del amor de Dios.
La santidad se manifiesta en la
conducta personal. Cristo fue el único varón perfecto y absolutamente santo.
Nosotros como cristianos vamos hacia la perfección. En esta vida a menudo
fracasamos. Cada día nos vemos en la necesidad de acudir a Dios confesos y
arrepentidos. Nuestro deber es consagrarnos a Dios cada día.
En esta oración de Pablo podemos
captar su anhelo de que Dios desarrollara su imagen en la vida de los cristianos
de Tesalónica. Deseaba que ellos fueran establecidos en el carácter cristiano de
tal manera que llegaran a la meta final que es comparecer "irreprensibles en
santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor
Jesucristo" (versículo 13). Todo cristiano debe anhelar llegar a esta meta.
Enseñanza práctica
Estar siempre firmes en el Señor;
vivir una vida de santidad; dejar que el amor de Dios fluya a través de nuestra
vida hacia otros -todos estos son elementos que deben constituir la verdadera
vida cristiana. Para estar firmes en el Señor es necesario consagrarnos a El
cada día. ¿Está usted dispuesto a hacer esto? ¿Desea usted seguir creciendo
hasta llegar a la madurez espiritual? Resuelva consagrarse diariamente al
servicio y gloria de Dios.
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