Experiencia con Dios (Jacob).
Verdad central:
Un encuentro genuino con el Señor da por resultado una vida transformada.
Texto Áureo: He aquí, yo [el Señor] estoy contigo, y te guardaré por
dondequiera que fueres. Génesis 28:15
Trasfondo Bíblico: Génesis 28:1-22
Bosquejo
I. Una generación nueva
A. La misión de Jacob
B. Salida con una bendición
II. Un encuentro con Dios
A. La visión de Jacob
B. Efecto de la promesa de Dios
III. Una nueva dedicación
A. Recuerdo del encuentro
B. La promesa de Jacob
Objetivo
Reconocer que Dios le habla a cada generación y tratar de servirle en nuestra
generación.
Introducción
Un legado espiritual es una herencia prodigiosa. Muchos creyentes pueden
contemplar la vida de sus antepasados y ver cómo sirvieron a Dios con fidelidad
y cómo Dios les fue fiel. Pero como lo saben esos creyentes, un legado
espiritual no es suficiente. Cada persona necesita su encuentro personal con
Dios.
Jacob tuvo una gran herencia espiritual: nieto de Abraham, el padre de la fe;
beneficiario de la mayor bendición que Isaac podía dar: la tierra y las promesas
que Dios les había dado a Abraham y a Isaac.
Pero Jacob no le había rendido a Dios su vida ni sus métodos. No había
reconocido ni aceptado la presencia y la dirección de Dios en su vida. Su
herencia no era suficiente. Dios fue sólo el Dios de sus antepasados hasta que
se encontró con Dios directamente.
Un legado espiritual es una bendición que no debemos desestimar. Pero no podemos
sustituir con esa herencia una relación personal con Dios.
Como Jacob, debemos encontrarnos con el Dios de nuestros padres y permitirle que
nos transforme. Entonces debemos servirle con fidelidad como hicieron nuestros
antepasados.
Comentario Bíblico
I. Una generación nueva: (Génesis 28:1,2)
A. La misión de Jacob
Pregunta: ¿Qué problemas resultaron del engaño de Rebeca y Jacob en Génesis
27?
Jacob había engañado a Isaac y había recibido la bendición familiar que
pertenecía a Esaú. Esaú, enojado con Jacob por lo que había hecho, decidió
matarlo después que muriera Isaac. El plan de que Jacob huyera fue de Rebeca, y
se debió al temor de la ira de Esaú. La herencia que había recibido Jacob no
tendría valor alguno si no vivía para reclamarla. El plan matrimonial fue una
excusa para que Jacob huyera (w. 41-46). Jacob iba rumbo a casa de la familia de
Rebeca no sólo para encontrar una esposa; en realidad estaba huyendo.
Isaac puede haber pensado también que, si Jacob iba a asumir la bendición
familiar, necesitaría una esposa piadosa que le ayudara a cumplir el plan de
Dios. Isaac llamó a Jacob y le dio una bendición más completa (28:1,2). Incluida
en esa bendición estaba el mandato de no casarse con una mujer de Canaán, sino
con una de la familia de Rebeca
Isaac comprendía la importancia de que Jacob tuviera una buena esposa. Las
esposas de Esaú eran mujeres heteas que no conocían a Dios. Como Rebeca había
sido una buena esposa para Isaac, Isaac envió a Jacob a Padan-aram a fin de que
hallara una esposa entre los parientes. Sin duda una de las hijas de Labán, el
hermano de Rebeca, sería una buena esposa para Jacob. Si Jacob iba a llevar
adelante la bendición familiar, necesitaría una mujer piadosa por medio de la
cual pudiera cumplir la promesa de Dios de llegar a ser una gran nación.
De igual manera, es importante que nuestros hijos se casen con cristianos que
tengan los mismos valores que ellos tienen. El casarse con un inconverso o con
un creyente cuyos valores difieren mucho de los valores de nuestros hijos, puede
crear problemas más adelante en el matrimonio. Dios desea que el esposo y la
esposa habiten juntos en unidad y críen hijos cristianos. No podemos permitir
que nada estorbe ese plan.
B. Salida con una bendición
Génesis 28:3-5 presenta la bendición de Isaac sobre Jacob, comenzando con la
oración de que "Dios Todopoderoso" (El Shaddai) bendijera a Jacob, lo hiciera
fructificar y multiplicara sus descendientes. Aunque había bendecido antes a
Jacob, Isaac dio los aspectos espirituales de la bendición que no había dado
cuando había sido engañado por Jacob (véase 27:27-29).
Al igual que el mandato para Adán y Eva de "fructificad y multiplicaos" (1:28),
Isaac primero le pidió a Dios que bendijera a Jacob y lo convirtiera en
"multitud de pueblos" (28:3). Se consideraba esa promesa una bendición
importante en Génesis. A fin de cumplir la promesa de Dios a Abraham de que
llegaría a ser una gran nación, Jacob y su esposa debían tener descendientes.
La segunda parte de la bendición de Isaac es una oración de que Dios extendiera
la bendición de Abraham a Jacob (28:4). Esa bendición también incluía la promesa
de que Jacob heredaría la tierra, algo que no estaba en la bendición anterior.
Isaac pareció aceptar el hecho de que Jacob, no Esaú, asumiría la bendición
familiar. Jacob y sus descendientes vivirían en la tierra que Dios le había
prometido a Abraham.
Pregunta: ¿Cómo puede usted preparar a sus hijos para que dejen el hogar?
II. Un encuentro con Dios: (Génesis 28:10-12)
A. La visión de Jacob
Dios puede extenderles la bendición del padre a sus hijos, como hizo para los
herederos de Abraham, pero es necesario que cada nueva generación se encuentre
con Dios. Como padres, no podemos obligar a nuestros hijos a que tengan relación
con Dios. Deben encontrarse con Dios por sí mismos. Pero Dios puede dirigir los
acontecimientos en la vida de nuestros hijos de modo que tengan ese encuentro
con Él.
En Génesis 28:6-9, el autor volvió la atención a Esaú y a su reacción ante la
actitud de Isaac hacia la mujer cananea. Esaú se casó con la hija de su tío
Ismael. Estaba tratando de complacer a Isaac y a Rebeca al elegir una mujer que
fuera pariente cercana
Pero ese matrimonio no le devolvería a Esaú la bendición familiar; la bendición
era de Jacob.
Jacob obedeció a sus padres y salió rumbo a la casa de Labán en Harán. En la que
posiblemente fuera la tercera noche de su viaje, Jacob llegó cerca de la ciudad
de Luz (Bet-el).
Pregunta: ¿Qué importancia espiritual se relacionaba con Luz?
Luz fue donde el abuelo de Abraham había edificado un altar para adorar a Dios.
No sabemos si Jacob sabía de ese acontecimiento importante en la vida de su
abuelo, pero este lugar estaba a punto de convertirse en un sitio de gran
importancia espiritual en su vida también.
Jacob tuvo un sueño mientras dormía. El sueño comenzó con una visión de ángeles
que subían y descendían por una escalera entre la tierra y el cielo. Pero en ese
sueño Jacob estaba a punto de encontrarse con Dios.
B. Efecto de la promesa de Dios
Ya para ese momento de su viaje, Jacob pudiera haberse sentido solo y haberse
preguntado qué le esperaba en el futuro. No cabe duda de que Dios reconoció que
necesitaba consuelo y acudió en su ayuda. Mientras Jacob observaba a los ángeles
que ascendían y descendían por la escalera. Dios se le apareció como Jehová
(hebreo, Yahvé), el Dios de Abraham y de Isaac.
Pregunta: ¿Por qué sería tan importante que Dios se revelara como Jehová?
Sin duda Jacob reconoció ese nombre de Dios. Es probable que hubiera oído a
Isaac contar cómo Dios había estado con Abraham en todos sus viajes. Isaac
pudiera haber contado varias veces su propio nacimiento milagroso. Isaac también
pudiera haber contado cómo había orado por la esterilidad de Rebeca, y Dios
había contestado su oración. Entonces Dios comenzó a hacerle a Jacob las mismas
promesas del pacto que le había hecho a Abraham.
La promesa de Dios para Jacob se parece a su promesa para Abraham en Génesis
17:4-8, 15,16. El cumplimiento de la promesa de Dios para Abraham tendría lugar
por medio de Jacob; Jacob sería el padre de muchos descendientes.
En primer lugar. Dios le prometió a Jacob la tierra de Canaán, la misma tierra
que le había prometido a Abraham (v. 13). Esa promesa de la tierra también se
les daría a los descendientes de Jacob.
En el versículo 14, Dios prometió que los descendientes de Jacob serían muchos y
se extenderían en todas direcciones. (Necesitarían toda la tierra que Dios le
había prometido.) También repitió la promesa mesiánica para Abraham, de que
todos los pueblos serían bendecidos por medio de la simiente de Jacob.
Por último, en el versículo 15, Dios le prometió a Jacob que estaría con Él y lo
protegería "por dondequiera que fuere". Los paganos creían que sus dioses podían
protegerlos en determinados lugares. Jehová, el Dios Todopoderoso, era más
grande que esos dioses. Protegería a Jacob dondequiera que fuere y lo llevaría
de vuelta a "esta tierra", la tierra de Canaán.
El lenguaje de esta parte es más fuerte y más directo que en el pacto original
que Dios hizo con Abraham. Jacob ya no sólo tenía la promesa de Dios para
Abraham. Jacob se había encontrado con Dios, y Dios había verificado la función
de Jacob en esa promesa.
Dios le aseguró a Jacob que no estaría solo. La presencia de Dios estaría con él
todo el tiempo que estuviera con la familia de Rebeca mientras Dios cumplía su
plan para Jacob.
Pregunta: ¿Cómo hemos de reaccionar ante la presencia de Dios?
Jacob reconoció que había sentido la presencia de Dios. Reconoció que la
presencia de Dios había estado con él, aun cuando no se había percatado de ella.
Mientras Jacob había estado luchando para obtener la bendición de Dios, Dios
había estado con él, dispuesto a bendecirlo si sólo Jacob hubiera reconocido la
presencia de Dios. En ese momento Jacob comprendió con reverencia que Dios
estaba presente, haciendo de Luz y de cualquier lugar adonde fuera lugares
asombrosos (v. 17).
III. Una nueva dedicación: (Génesis 28:18,19)
A. Recuerdo del encuentro
Cuando llegó la mañana, Jacob tomó la piedra que había usado de almohada y la
puso como un monumento para conmemorar su encuentro con Dios. Esa piedra no fue
sólo monumento sino también altar. Como Jacob no tenía ningún animal para
sacrificar, tomó un poco de aceite y lo derramó sobre la piedra como un
sacrificio en honor a Dios. Ese acto también simbolizaba su nueva dedicación a
Dios.
Ese lugar cerca de Bet-el tendría un puesto destacado en la vida de Jacob.
Cuando volvió de Padan-aram, fue de nuevo a Bet-el (35:5-15). Dios había estado
con Jacob esos últimos veinte años, y Jacob quería renovar su consagración a
Dios.
Pregunta: ¿Por qué es beneficioso recordar las bendiciones de Dios?
Nuestras experiencias espirituales del pasado pueden ser recordatorios de la
fidelidad y de la bendición de Dios en nuestra vida. Cuando acostumbramos a
escribir en un diario lo que Dios ha hecho por nosotros, tendremos un
recordatorio físico de la obra de Dios en nuestra vida.
En tiempos de desaliento o cuando afrontamos circunstancias difíciles, podemos
recordar nuestras experiencias de la fidelidad de Dios. Entonces volveremos a
comprender que Él nos ayudará en nuestra necesidad actual.
Es probable que el nombre Luz en el versículo 19 significara "almendro". El
nombre Bet-el significa "casa de Dios". Cuando Jacob reconoció que Dios estaba
en ese lugar, cambió su nombre para revelar su encuentro con Dios. A lo largo de
la historia de Israel, el nombre Bet-el sería un recordatorio del encuentro de
Dios con Jacob.
B. La promesa de Jacob
Después que Jacob hubo derramado aceite encima de la piedra conmemorativa, hizo
un voto a Dios. La expresión traducida "si fuere" en Génesis 28:20 también puede
traducirse "como fue".
Jacob no estaba dudando de Dios ni negociando con Él. Más bien, estaba
expresando su fe y su confianza en Dios.
Gracias a la promesa de Dios, Jacob sabía que Dios estaría con él en todos sus
viajes y que satisfaría todas sus necesidades. Como la promesa de protección de
Dios era fiel, Jacob sabía que Dios lo llevaría de vuelta en paz a casa de su
padre. (Jacob seguía consciente de las amenazas de su hermano.)
Como Jacob sabía que podía confiar en Dios, exclamó: "Jehová será mi Dios" (v.
21). Al llegar a este punto, Jacob aceptó como suyo el pacto de Dios. Jacob
también tomó la decisión de servir fielmente a Dios.
En el versículo 22, Jacob dedicó la piedra como un lugar para adorar a Dios.
Permaneció allí hasta que fue profanada por Jeroboam, siglos después. Jacob no
adoró la piedra, sino que adoró al Dios que se le había revelado.
Jacob también le prometió a Dios un diezmo de todo lo que Dios le diera.
Mediante ese acto de consagración a Dios, Jacob reconoció a Dios como el Señor
de su vida. El Señor Jehová era la fuente de la bendición de Jacob y de todo lo
que tenía.
Pregunta: ¿Cómo puede transformar nuestra vida la consagración a Dios?
Aunque Dios era el Dios de Abraham e Isaac (el abuelo y el padre de Jacob),
parece que Jacob nunca había tenido un encuentro personal con Dios. Pero cuando
Jacob se encontró con Dios, dedicó su vida a servirle.
De igual manera, cuando tenemos un encuentro personal con Dios, se transformará
nuestra vida. Todos los aspectos de nuestra vida revelarán ese cambio: lo que
hacemos, adonde vamos y cómo tratamos a los demás. Ese cambio afectará incluso
nuestra actitud respecto a los bienes materiales. Cuando de veras amamos a Dios,
le agradaremos en todos los aspectos de la vida.
Aplicación
Cuando Jacob se encontró con Dios, de repente comprendió la presencia de Dios en
su vida. Él reconoció que Dios había estado con él en el pasado y que seguiría
estando con él. Desde ese momento en adelante, Dios no era sólo el Dios de
Abraham e Isaac. Jacob tuvo un encuentro personal con Dios y consagró su vida a
Dios y decidió servirle.
Así como el encuentro con Dios transformó la vida de Jacob, cuando usted se
encuentre con Dios, Él transformará también su vida. Mediante la justicia de
Cristo impartida a su vida en la salvación, usted puede vivir en santidad. Y
mientras lo siga buscando. Él seguirá haciendo cambios en la vida de usted para
que su carácter sea como el suyo.
Pídale a Dios que le ayude a evaluar su conducta y sus actitudes conforme a su
Palabra. Tal vez necesite cambiar algunas de sus amistades o los lugares que
usted visita a menudo. Quizá Dios le esté pidiendo que cambie la forma en que
contempla sus bienes materiales. Cuando Dios le hable, ríndase a Él. Permítale
que tenga pleno dominio de su vida.
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