“»Jeremías,
dile al pueblo: “Esto dice el SEÑOR: »‘Cuando una persona se cae,
¿acaso no vuelve a levantarse? Cuando descubre que está en un camino
equivocado, ¿acaso no da la vuelta? Entonces, ¿por qué esta gente
continúa en su camino de autodestrucción? ¿Por qué los habitantes de
Jerusalén rehúsan regresar? Se aferran a sus mentiras y se niegan a volver. Escucho sus conversaciones
y no oigo una sola palabra de verdad. ¿Hay alguien que esté apenado por
haber hecho lo malo? ¿Alguien que diga: “¡Qué cosa tan terrible he
hecho!”? ¡No! ¡Todos corren por el camino del pecado tan veloces como galopa un caballo a la batalla!”
Jeremías 8:4-6 (Nueva Traducción Viviente)
Hay
momentos en donde realmente necesitamos que nuestro espíritu se
sensibilice delante de Dios y es que no vamos a negar que hay momentos
en donde pareciera que nuestro espíritu, nuestro corazón y todo nuestro
ser está endurecido por alguna razón.
Y es que a veces la falta de una comunión diaria con Dios puede ocasionar la perdida de sensibilidad
espiritual que mucho tiene que ver con la humildad, puesto que entre
más humildes seamos más fácilmente podremos ser sensibles a Dios.
Hay
personas que dicen no sentir la presencia de Dios como la sentían
antes, personas que confiesan que en el camino algo ocurrió y que
aquella sensibilidad de la que antes gozaban desapareció. Y es que la sensibilidad
espiritual es algo que nunca debe faltar en un hijo de Dios porque es
la forma de cómo nuestro espíritu se comunica con Dios y nuestra fe
crece.
¿Cómo detecto que he ido perdiendo la sensibilidad espiritual?
Cuando
al no orar ya no siento el deseo de volverlo a hacer. Cuando al orar no
pronuncio ninguna palabra a conciencia sino solo vanas repeticiones.
Cuando al alabar a Dios ya no me gozo. Cuando al adorar a Dios mi
corazón ya no se quebranta. Cuando el no servir ya no inquieta mi
espíritu. Cuando el pecado ya no me produce culpa. Cuando ya no siento
pasión por los necesitados de Dios. Cuando mi vista se gira y comienzo a
ver los errores humanos antes que la gracia y misericordia de Dios.
Cuando al leer la Biblia siento que ya no me edifico sino que me aburre.
Cuando ando más a la defensiva en todo que con un corazón humilde con
ansias de aprender. Y muchos más que podríamos añadir.
Hay momentos en donde lo único que necesitamos hacer es reconocer que estamos convirtiéndonos en insensibles
a todo lo que tiene que ver con lo espiritual. Cuando en mi vida
comienza a gobernar más lo carnal que lo espiritual entonces voy camino
hacia el fracaso espiritual y sobre todo hacia la insensibilidad
espiritual.
Hoy
quiero invitarte a reflexionar en tu camino, en tu caminar, en los
pasos que estás dando. Reflexiona sobre qué tan sensible estás siendo a
lo espiritual y si tu corazón es sensible a Dios entonces ¡Gloria a Él!,
pero si siendo sincero contigo mismo denotas un cambio a comparación de
otras épocas, entonces es hora de volver al camino del cual nunca
debiste desviarte.
Seamos sinceros con nosotros mismos, la única forma de regresar
al lugar en donde nunca debimos de desviarnos es siendo humildes y
sinceros, pero también es necesario tener valor para tener la
determinación de regresar al nivel de sensibilidad espiritual que antes gozamos.
Yo te pregunto y me pregunto: ¿Queremos vivir siendo insensibles o queremos vivir siendo sensibles a todo lo que tiene que ver con Dios?, yo elijo lo segundo.
¡Volvamos a lugar de sensibilidad espiritual para poder gozar de una vida cristiana plena!
“Así
dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso
para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.”
Jeremías 6:16 (Reina-Valera 1960)
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