Hay ciertas personas de quienes sacamos fuerzas sólo por estar con ellas. Su misma presencia y enfoque a la vida hacen que nos sintamos mejor. De la misma manera, cuando necesitamos ánimo y fuerza, debemos pasar tiempo con Dios. Tomar un tiempo en su Presencia es como estar en una habitación llena de perfume deleitoso. Si nos quedamos allí durante bastante tiempo, nos llevamos la “fragancia” cuando salimos. Está en nuestra ropa, en el cabello, y hasta en la misma piel.
Moisés era un hombre de oración. Él pasó muchísimo tiempo en comunión con el Señor y hablando con Él. Sabía que sin la Presencia de Dios, él no valía ni siquiera un “céntimo”.
¿Te puedes imaginar ser responsable del cuidado diario de dos millones
de personas, de sacarlos de un país e introducirles en otro – a pie? ¡Es
una tarea abrumadora! Y por si fuera poco, muchos pasaban el tiempo quejándose de su “suerte”
en la vida y buscando defectos en Moisés. Era una situación idónea para
perder la serenidad. A pesar de eso, el Señor le dijo a Moisés: “mi Presencia te acompañará y te daré descanso” (Ëxodo 33:14b).
¿Te has enterado?
La Presencia de Dios puede darte paz en cada situación, incluso en un
lugar de trabajo difícil o en un hogar en revuelo constante.
Te capacitará para mostrar amor en una situación de abuso y paciencia
en medio de estrés, te ayudará a traer un cambio positivo sin tener que
usar muchas palabras, y te acondicionará para que termines sintiéndote
bien acerca de la manera que tratas las cosas. Así que, pasa hoy un tiempo en la Presencia de Dios.
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