“…PROBAD LOS ESPÍRITUS SI SON DE DIOS…” (1 Juan 4:1b)
La guía de Dios siempre concuerda con su Palabra. ¡Siempre!
Él nunca te mandará ser infiel a tu cónyuge, hacer trampas en un
examen, exagerar delante de un cliente, propagar chismes, engañar a tus
padres o hijos, o hacer cualquier cosa que las Escrituras prohíben.
Es más, su dirección siempre concordará con la persona que Él quiere
que seas. Por ejemplo: si te encantan las matemáticas y eres bueno con
los ordenadores, ¿por qué vas a creer que el Señor te va a llevar hacia la música o la teología? O si sólo te sientes bien cuando estás al aire libre, ¿por qué crees que te dará un trabajo de oficina de ocho horas diarias en un alto edificio de la ciudad? O si no te sientes cómodo con niños, ¿cómo crees que te ordenará ser maestro de escuela? ¡Procura ser práctico! La guía de Dios no contradice la persona que Él hizo que seas. No te crea con unos talentos especiales, y luego espera que te destaques en algo que no tiene relación alguna con ellos.
Si sientes que el Señor te está dirigiendo a algo que parece contrario a lo que Él quiere que seas, considéralo con cuidado. ¿Te
está Dios pidiendo que hagas esto porque de momento no hay nadie más
que pueda hacerlo? ¿Te está moviendo a nuevas áreas para que crezca tu
fe? ¿O tal vez no es una “idea del Señor” en absoluto, sino más bien una
distracción para apartarte de la tarea que ya te ha confiado? Juan escribió lo siguiente: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios…” (1 Juan 4:1).
“…PROBAD LOS ESPÍRITUS SI SON DE DIOS…” (1 Juan 4:1b)
Pablo les habló a los ancianos de Éfeso acerca de cómo fue guiado en una ocasión. Escucha:
“Ahora, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me
ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me
da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones” (Hechos
20:22,23). Ahora bien, a Pablo no se le pidió que hiciera algo
contrario a sus dones, porque por todo el camino a Jerusalén iría
predicando y fortaleciendo a las nuevas congregaciones. Lo que se le
pedía, sin embargo, era que sacrificara su propia seguridad y comodidad a
fin de alcanzar y bendecir a otros. No toda dirección implica dolor y
sacrificio, pero algunas necesitarán decisiones radicales que precisan
que elijas entre la comodidad y fortalecer devotos a Dios, entre
acumular cosas y buscar primero su Reino, entre promoverte a ti mismo y
servir a los demás.
Cuando se trata de seguir la guía del Espíritu Santo, hay algunos “semáforos en naranja” preventivos que deberías tener en cuenta:
(a) Si se requiere que tomes una decisión de vital importancia en un
período de tiempo muy corto; (b) Si es necesario que te endeudes mucho, o
poner a alguien en una situación comprometedora y difícil o en peligro;
(c) Si requiere cortar con lazos familiares o alianzas; (d) Si produce
intranquilidad en el espíritu de amigos y consejeros maduros.
Pero no acabemos en una nota negativa. Aunque Dios quiere que pruebes
los espíritus, Él también quiere que des un paso de fe y le sigas. Por
lo tanto, no temas.
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