Dios constató con tristeza: “Aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis” (Jeremías 7:13). Entonces, en su infinita gracia, envió «la Palabra», su Hijo Jesús, que se hizo hombre y vivió entre los hombres: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14).
Sabemos qué acogida le dieron éstos a Jesús, el Hijo de Dios: odio, desprecio y una muerte infame en la cruz. Pero mediante esta muerte y su sacrificio expiatorio, Dios ofreció al hombre la posibilidad de restablecer una comunicación con él. Todos los que creen en Jesús pueden acercarse a Dios como a un Padre lleno de amor, pueden escucharle y hablar con él.
¡Contémosle sin vacilación nuestras necesidades! Él siempre está listo para escuchar nuestra oración, y sólo desea nuestro bien.
Yo soy el Señor, y no hay otro. No hablé en secreto…
Isaías 45:18-19
Dios… nos ha hablado por el Hijo.
Hebreos 1:1-2
Habla, Señor, porque tu siervo oye.
1 Samuel 3:9
Junio
No hay comentarios:
Publicar un comentario