Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación. 1 Pedro 2:2
¿Alguna vez ha estado en una habitación llena de niños: bebés
llorando, pequeños gritando por juguetes y empujándose y quejándose
para salirse con la suya? Es algo que podría mantenerlo muy ocupado, ¿no
es cierto?
Cuando un grupo de niños espirituales se reúnen, sucede casi de la
misma manera. Por supuesto, no hay nada malo en ser un niño espiritual.
Todos comenzamos de esa forma. Cuando nacemos en el reino de Dios, somos
parecidos a los niños recién nacidos. No somos muy fuertes ni estamos
muy desarrollados. Tropezamos cuando tratamos de aprender a vivir en
nuestro nuevo ambiente. Así es como todos empezamos. Pero Dios nunca
quiso que nos quedáramos de esa manera.
Es por eso que en 1 Pedro 2:2 dice que debemos desear “como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada”. Dios quiere que crezcamos, que nos alimentemos de su Palabra y que pasemos de la leche a la carne de la Palabra para que nos desarrollemos y lleguemos a ser hijas e hijos maduros.
Comience ahora a buscar el alimento que necesita en la Palabra y disfrute la recompensa de crecer en Cristo.
Devocional para leer : 1 Pedro 2:2
Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.

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