Debemos apegarnos al sistema del Edén que se describe en la Palabra de
Dios. Y no sólo seremos BENDECIDOS, sino que también seremos una
BENDICIÓN.
No es necesario ser un genio financiero para darse cuenta que este
sistema económico mundial está destinado a fracasar. No me
malinterprete, eso no significa que esté de acuerdo con los que auguran
catástrofes y predicen un colapso económico mundial. Tal suceso no
ocurrirá, al menos no mientras la Iglesia permanezca en la Tierra para
preservar las cosas. Sin embargo, con el tiempo veremos cómo los
imperios creados por la humanidad fracasarán. Éstos caerán tarde o
temprano, pero una cosa es segura: sí ocurrirá.
Cuando esto suceda, economistas y políticos tendrán cientos de
diferentes razones de lo ocurrido. No obstante, sólo habrá una razón:
La economía de este mundo está basada en un sistema de comercio que se
originó en la torre de Babel, un sistema en el que la humanidad trata
de suplir sus necesidades sin la ayuda de Dios —y tal hecho está
destinado divinamente a fallar—. Para averiguar que es cierto, lea la
Biblia y vea el primer pueblo que ideó ese sistema. Era un grupo de
personas —a diferencia de la mayoría de gente de hoy en día— que en
realidad entendía la manera en la que Dios hace las cosas. Ellos
conocían Su método de creación: imagínelo, créalo y declárelo.
Dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide
llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos
sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad
y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He
aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han
comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han
pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su
lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los
esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron
de edificar la ciudad. —Génesis 11:4-8
Un monumento a medio construir dedicado al fracaso
Lo que Dios hizo en Babel fue más que sólo confundir el idioma de
los que construían la torre. Él habló confusión sobre su forma de
actuar sin ayuda divina. Les colocó un limite en cuanto a su habilidad
de expresar entre sí lo que imaginaban. Su comunicación se deshizo a
tal punto que no sabían qué más debían hacer; y entonces se alejaron
dejando la torre a medio construir como un monumento a su fracaso.
Desde ese día hasta la actualidad, lo mismo le ha sucedido a cada
grupo de gente impía, y desobediente que ha intentado utilizar su
propio poder humano para crear y mantener su reino terrenal. Ellos
sólo han podido construir torres, ciudades, naciones y han edificado
una economía en la que al presentarse la confusión se han derrumbado.
Sucedió antes y sucederá otra vez, Babel está establecida para
fracasar; sin embargo, usted no lo está. Si es un creyente nacido de
nuevo, ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, Él ha establecido
que usted sea BENDECIDO.
Usted ya no es más un cautivo de la economía Babilónica, porque a
través de Jesús, fue liberado de ese sistema confuso e impío, y fue
trasladado por completo a otro sistema. Como heredero del último Adán,
fue colocado de nuevo en el sistema de prosperidad del Edén que Dios
creó en el principio, fue devuelto al lugar de LA BENDICIÓN.
Así como se lo expresó al primer Adán, Dios también se lo dijo a
usted: «…Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…»
(Génesis 1:28). Él lo ha coronado con Su misma gloria creadora (Salmo
8:5), lo ha bendecido con cada bendición espiritual que se encuentra
en los lugares celestiales (Efesios 1:3) y ha liberado a un
incalculable número de ángeles para que ministren a nuestra orden o
favor (Hebreos 1:14). Él lo ha redimido de la maldición para que la
BENDICIÓN de Abraham pueda venir sobre usted a través de Jesucristo
(Gálatas 3:13-14)..
No importa de qué punto de vista lo analice, ya se estableció
el que usted sea BENDECIDO. Y puede vivir en esa BENDICIÓN, incluso en
medio de la confusa economía babilónica. si ¡no cambia lo
establecido!
Viendo en un mundo controlado por palabras
¿Cómo se puede cambiar lo establecido?La mayoría de nosotros lo realiza por medio de nuestra
boca. Nuestras palabras nos crean o nos destruyen, incluso las
personas en Babel sabían esto, pues sus antecesores les habían contado
(personas como Adán y Eva), en el principio Dios dijo: «¡sea la luz!» y
fue la luz; también: «produzca la tierra…» y ésta produjo. Ese era el
único método creativo que ellos conocían, así que lo imitaron.
Declararon lo que se imaginaron y creyeron que sucedería. Ellos
dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre», si Dios no hubiera
intervenido y confundido su idioma, ellos habrían tenido éxito, pues
todo este planeta es creado y controlado por las palabras. La Biblia lo
confirma una y otra vez; por ejemplo:
• «La muerte y la vida están en poder de la lengua…»
(Proverbios 18:21).
• «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere
que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho» (Marcos 11:23).
• «Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras
serás condenado» (Mateo 12:37). Como vivimos en un mundo controlado por
las palabras, a fin de estar conectados con el sistema del Edén, es
necesario que desechemos la confusión de Babel de nuestra boca. Es
importante que ya no hablemos lo contrario a LA BENDICION y a la
Palabra de Dios al expresar: “No puedo…”. “No sé que hacer”. “Nadie me
quiere”. “No soy bueno”.
Como creyentes, estamos mintiendo en contra de la verdad cuando
realizamos ese tipo de confesiones. Contradecimos por completo la
Palabra de Dios y desobedecemos las instrucciones que Jesús nos dio. Él
nos instruyó para que siguiéramos Su ejemplo y que siempre habláramos
palabras que estuvieran de acuerdo con las de nuestro Padre celestial.
Él afirmó: «…nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre,
así hablo… Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres» (Juan 8:28, 31-32).
Déjeme preguntarle algo: ¿Alguna vez estuvo Jesús atado al sistema
económico durante Su ministerio terrenal? ¿O experimentó algún momento
de escasez o carencia como resultado de cualquier recesión o depresión
del mundo? Claro que no, ya que Jesús no se ató a este sistema de
comercio sin fundamentos divinos, Él vivió totalmente libre de ello.
Vivió en la abundancia del reino de Dios.
A pesar de lo que sucedía a Su alrededor, Jesús vivió en LA
BENDICIÓN; y mientras continuemos en Su Palabra, podemos vivir de la
misma manera. Si hablamos la verdad y repetimos únicamente lo que Dios
dice, seremos discípulos de Jesús y la verdad nos hará libres ¡así
como Él! Avivando el fuego en el mundo El apóstol Santiago obtuvo esa
revelación, en su carta a la Iglesia primitiva, explicó que la persona
que busca en la perfecta ley de liberación (o la ley de libertad, la
cual es la Palabra de Dios), y luego actúa conforme a ésta al
refrenar su lengua, será BENDECIDO en todo lo que emprenda (Santiago
1:22-26). Analícelo, nadie puede detener a alguien que sea BENDECIDO
en todo lo que realiza. Ni la crisis mundial financiera, ni los
errores de los políticos. Nada en este reino natural puede detenerlo o
hacerlo caer. La biblia nos explica que la lengua «…inflama
la rueda de la creación…» (Santiago 3:6). La palabra traducida
como rueda en ese versículo, también puede traducirse como timón. Hoy
en día, debemos decirlo de la siguiente manera: “la lengua es la que
pone en marcha todo lo que se expresa”.
Por esa razón Satanás trabaja de manera ardua para ejercer dominio
sobre su lengua. Por ese motivo, él se asegura que escuche reportes
negativos acerca de la economía y de muchas otras cosas más. El diablo
quiere que todo esa negatividad salga de su boca, pues obtendrá todo
lo que usted declare. También por eso el diablo siempre está intentando
que
se moleste con alguien. El enemigo quiere usar su lengua para
encender la contienda, la cual quemará su cosecha de BENDICIÓN.
Satanás sabe que no importa que haya nacido de nuevo o que esté
bautizado en el Espíritu Santo, si él puede robarle de su vida en amor
y obligarlo a hablar mal de las personas, usted caerá sin darse
cuenta en el sistema babilónico. En Santiago 3:16 leemos: «Porque
donde hay celos y contención [Babel], allí hay perturbación y toda obra
perversa».
Cómo apaciguar su lengua
Cuando estoy bajo presión, no puedo controlar mi lengua. Y al final
resulto diciendo cosas que no debería; y más tarde me arrepiento”.
Esto ocurre porque intenta apaciguarla con su propia fuerza de voluntad.
Esto resulta imposible, ya que su lengua está conectada con su
espíritu, y ésta dirá lo que hay dentro de usted mucho antes de que su
cerebropueda detenerla.
Es una ley espiritual: «Porque de la abundancia del corazón habla
la boca» (Mateo 12:34). Por tanto, si se compromete a mantener la
Palabra de Dios en su boca, primero debe colocarla en su corazón y
mantenerla en abundancia. El poder de la Palabra implantada salvará su
alma de su vieja y babilónica manera de pensar (Santiago 1:21). Ésta
renovará su mente y cambiará su imaginación
para que pueda alinearse con LA BENDICIÓN. Usted puede ejercer
autoridad sobre sus pensamientos y sus palabras; puede empezar:
«derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:5).
En lugar de pasar las noches sin dormir, con miedo, y pensando:
“¿Qué haré para cancelar mis cuentas? Nunca podré pagarlas; lo voy a
perder todo”. Entréguele sus penas al Señor. Declare la Palabra, ríase
del enemigo y diga: De nada me sirve quedarme aquí preocupado, Dios
prometió cuidar de mí y le creo. Entonces puede darse la vuelta y
dormir como un bebé (lea Salmos 127:2).
Palabras celestiales en su boca Si de verdad quiere hacer
retroceder al diablo y liberar la fuerza de LA BENDICIÓN en su vida,
hay algo más que puede hacer. Puede hablar en otras lenguas y
edificarse en su fe más santa al orar en el Espíritu Santo.
“Bueno, la verdad es que no estoy muy seguro con eso de hablar
en otras lenguas”. Entonces estudie la Biblia y tendrá seguridad al
respecto, pues es parte vital del sistema divino de Dios. De hecho lo
primero que Él les entregó a los discípulos de la Iglesia primitiva
fue: «y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen» (Hechos 2:4).
¿Por qué es tan importante hablar y orar en lenguas? Cuando
hablamos en lenguas u oramos en el Espíritu, estamos hablando palabras
que vienen directamente del cielo, hablamos el lenguaje del espíritu
que perdieron los que construían la torre.
El enemigo hubiera preferid o que nunca descubriéramos esa verdad, él no quiere que sepamos que
lo que el Señor quitó en Babel, lo devolvió en el día de
Pentecostés. No desea que oremos en el espíritu porque de acuerdo con
Romanos 8:26-28 cuando lo hacemos:
• «…el [Santo] Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad». Él se une con nosotros en contra de
todo lo malo que venga hacia nuestra vida.
• «…el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles». El mismo Espíritu Santo empieza alimentar la oración
dentro de nuestro espíritu y coloca palabras que el diablo no puede
entender. Él nos llena del poder de la BENDICIÓN y fluyen de nosotros
como ríos de palabras y sonidos que perfectamente expresan la
voluntad de Dios en nuestra vida.
• «Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención
del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los
santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados»

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