A veces sin darnos cuenta estamos amando más
las cosas que este mundo nos ofrece que a Dios, y digo esto por en
algún momento de nuestra vida las cosas del mundo parecieran más
importantes para nosotros que Dios. Y para ello no es necesario decirlo,
basta con ver nuestra manera de actuar para darnos cuenta que estamos
amando más al mundo que a Dios.
La única forma de demostrar amor es a través de la acción, las palabras nunca son suficientes, alguien muestra amor cuando está dispuesto a accionar. La Biblia
misma dice que Dios amo tanto al mundo que Dios a su hijo unigénito
para que muriera en nuestro lugar(Juan 3:16). El amor que Dios tuvo
hacia nosotros fue demostrado a través de una acción: Enviar a su hijo a morir en nuestro lugar.
Nosotros podemos decir que amamos a Dios, pronunciar bellas palabras sobre lo que sentimos por él, pero nada es comparable con la verdadera forma de demostrar lo que decimos sentir y eso solo se logra a través de la acción. Cuando yo estoy dispuesto a dejar las cosas del mundo por Dios, y lo llevo a la práctica, entonces allí, estoy no solo diciendo que amo a Dios, sino DEMOSTRANDO que lo realmente lo amo.
El apóstol Juan nos recomienda: “No
amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al
mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece
un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo
que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso
proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba
junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a
Dios le agrada vivirá para siempre.” 1 Juan 2:15-17 Nueva Traducción Viviente (NTV).
¿Qué cosas de este mundo están siendo en este momento más
importantes para ti que Dios?, ¿Algo material?, ¿Algo que te causa
placer físico?, cuando nosotros ponemos en primer lugar cualquier cosa
antes que a Dios, entonces estamos amando más eso que estamos poniendo
en primer lugar antes que a Dios. Y es que aunque digamos que no es así,
nuestras acciones lo gritan. No vengas diciendo que amas a Dios, cuando
en realidad no estás dispuesto a agradarlo.
No digas que amas a Dios, cuando tu
trabajo lo deshonra porque por tal de ganar dinero extra realizas
negocios fraudulentos, no digas que amas a Dios cuando tu primer lugar
en la vida es cosechar cosas materiales antes que las espirituales, no
digas que amas a Dios cuando estás manteniendo una relación amorosa con
una persona que no es tu esposa o esposo, no digas que amas a Dios
cuando estás cayendo en fornicación constantemente, no digas que amas a
Dios cuando ni siquiera estas dispuesto a dejar eso que tantos tropiezos te ha causado en la vida.
Amar a Dios, no es solo decirlo, ES DEMOSTRARLO.
Demuéstrale a Dios que lo amas, viviendo
una vida que realmente lo agradece y lo honre. Demuéstrale a Dios que
lo amas realizando solo negocios lícitos en tu empresa, demuéstrale a
Dios que lo amas poniéndolo a Él en primer lugar antes que cualquier
otra cosa. Demuéstrale a Dios que lo amas dejando esa mujer u hombre que
no es tu esposa o esposo. Demuéstrale a Dios que lo amas esperando el
matrimonio para poder tener relaciones íntimas. Demuéstrale a Dios que
lo amas dejando de una vez por todas esos hábitos que tanto te han hecho caer.
Tú tienes la oportunidad
de demostrar si realmente amas a Dios, a través de las acciones que hoy
puedes comenzar a hacer. No hay nada en este mundo que pueda causar
mayor placer que el hecho de sentir que estás honrando a Dios, a ese
Dios que un día te llamo, te extendió los brazos y te perdono de todos
tus pecados, ese Dios que te hizo una persona nueva, que cambio tu vida,
que te dio una verdadera razón por la cual existir. A ese Dios le debes
tu vida, le debes todo y no hay mejor forma de pagar todo lo que Él ha
hecho y sigue haciendo en nuestra vida que agradarlo en todo lo que
hacemos.
Que nuestro anhelo cada día sea
honrarlo, que nuestro objetivo sea siempre el que Él se pueda sentir
orgulloso de nosotros y de la forma en cómo estamos caminando en la
vida. Demostremos realmente cuando amamos a Dios a través de acciones
que levante en alto su nombre, a través de acciones que la gente al
verlas puedan glorificar a Dios a través de nuestra vida.
¡Amemos a Dios antes que cualquier cosa que este mundo nos ofrece!
“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más
bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la
manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para
ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”
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