“…SABIENDO QUE LA PRUEBA DE VUESTRA FE PRODUCE PACIENCIA” (Santiago 1:3)
Mantenerse cuerdo en un mundo cambiante
Alguien dijo que la razón por la que un rayo nunca cae dos veces en el mismo lugar es porque
¡el mismo lugar ya no está ahí la segunda vez! Puesto que vivimos en un mundo en constante cambio y que está lleno de estrés, necesitamos aprender a reconocer:
(1) Cuándo “abandonar”
Estamos rodeados de
“artistas escapistas” que tratan
de evitar el estrés que lleva consigo el cambio. Pero no hay
escapatoria - el cambio es inevitable. Por lo tanto, deja de verlo como
“un enemigo” y en lugar de eso, haz de él
“un aliado”. ¡Sólo cuando decidas “cabalgar en la dirección que va el caballo”,
llegarás adonde necesitas llegar!
(2) Cuándo “espabilarnos”
En el momento que un cambio repentino nos sorprende, nuestros instintos de
“luchar o escapar”
no son muy efectivos para enfrentarlo. Pero hay una solución:
encomendando totalmente tu vida al cuidado de Dios y pidiendo su
sabiduría:
“…su benignidad te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4b).
(3) Cuándo “hacernos fuertes”
Alguien dijo:
“Si no fuera por el estrés, ¡no tendría ninguna
energía”! ¡Párate y haz un balance! ¿Estás siendo más duro de lo
necesario contigo mismo? ¿Qué te dices a ti mismo: palabras de fe o de
temor? ¿Te estás convenciendo de que no puedes manejar los cambios?
¿Estás a punto de darte por vencido sin ni siquiera intentarlo? Escucha:
“…la
prueba de vuestra fe produce paciencia. Pero tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales…” (Santiago 1:3,4).
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