Soy director de ventas en una compañía de distribución grande y,
diariamente, comparto un pensamiento o cita con mi personal. Hoy les
compartí la historia de Frank, el joven de Taco Bell para reiterar la
importancia de “lanzar” sólo lo positivo a nuestros clientes y
compañeros de trabajo para asegurarnos que lo positivo “regrese a
nosotros”.
Hoy iba tarde para almorzar y, como suele pasar, me detuve a comprar
comida chatarra, pero no en cualquier lugar. Necesito una dosis de
Frank… posiblemente el mejor empleado de ventanilla de comida rápida con
que jamás me he tropezado.
Frank siempre saluda a los clientes con una exhuberancia
indescriptible. Es supremamente conocedor de sus productos, y eficiente
en mostrarles sus opciones. Él dispensa alegría con su comida rápida con
especial carisma.
En
un reciente seminario de atención al cliente, me pidieron que
compartiese mi mejor experiencia de servicio al cliente y compartí mi
secreto con todos. Cuando necesito un empujón en mi día, voy a este
particular restaurante de comida rápida por una dosis del entusiasmo de
Frank. Me sorprendí al escuchar que muchos en el salón también habían
conocido a Frank y que sentían lo mismo que yo. ¿Sabrá Frank a cuántas
vidas ha tocado? Probablemente no. Nunca se lo he dicho personalmente,
por temor de hacer esperar al auto que espera, ansioso, detrás de mí en
la línea.
En cada interacción que uno tiene con alguien, uno tiene la
oportunidad de saludarlo con entusiasmo y exhuberancia, lo que
generalmente nos será reciprocado. Nunca sabremos cuántas vidas hemos
tocado, porque la mayoría de las personas no compartirán esa información
con nosotros, pero la próxima vez que vayamos la milla extra para
complacer a alguien, ya sea a través de un saludo entusiasta por
teléfono o al mantener abierta la puerta para alguien, sepamos que son
las cosas pequeñas las que hacen la mayor diferencia en la vida de la
gente.
Si evitamos el contacto con otros, ellos harán lo mismo. Si buscamos
contacto con otros, y agregamos a ese contacto un gozo en la
interacción, tendremos la oportunidad de alegrar su día… como Frank lo
ha hecho en mi caso en tantas ocasiones.
Una vez compartí mi anécdota con Frank, a la gerencia de Taco Bell, y
me hicieron saber cuán afortunados se sentían de tener a Frank en su
equipo.
Descubrimos también que Frank había dado charlas a organizaciones
locales sobre atención al cliente, por lo que le pedimos que visitara
nuestra compañía para compartir su sabiduría. Descubrimos que, Frank, es
el Gerente General del Taco Bell local, y desde que le enviaron a esa
sucursal unos años antes, las ventas se han duplicado (lo que no nos
sorprendió). Él trabaja el auto-rápido cada día.
¡Qué gran ejemplo para sus empleados el que se remangue la camisa y
trabaje junto a ellos! Su charla a nuestro grupo fue tan inspiradora que
todos salimos con una nueva perspectiva de la atención al cliente y con
hambre por tacos.
Kim Patterson, copyright 2005 (editado)
Jesús nos dió ejemplo, vino a tierra para enseñarnos cómo
operar. La mejor lección que se comparte en la vida es el ejemplo.
Vivamos de tal manera que otros vean ejemplo en nosotros hoy.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Juan 13:15
Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos
por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de
lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos
contra otros. 1 Corintios 4:6
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Fil 3:17
No hay comentarios:
Publicar un comentario