Esta abrumado y se siente solo, está atravesando esos momentos en el
que el silencio de Dios es tan prolongado que ha llegado a pensar que se
ha olvidado de usted.
Este desierto ha sido tan largo que la sed es desgarradora y
desesperante, se encuentra exhausto de escavar y no encontrar agua y sus
fuerzas pareciera que se agotan.
Han ocurrido tantas cosas alrededor de usted que está pensando que el
problema está dentro y que quizá todo sería mejor si no estuviera
usted, piensa que es probable incluso que todo sea provocado por usted,
que la falta de prosperidad sea porque usted está marcado por algo que
hizo o por alguna mala decisión que tomó.
Primero que nada debe saber que no es la única persona que
experimenta estos sentimientos, es más me atrevería a decir que quienes
tienen más cercanía a Dios llegan a pasar por esto, por causa de que
temen tanto a él que no quisieran fallarle en lo más mínimo y menos aún
para el avance de su obra.
Por otro lado debe saber que la ayuda llegará de donde menos lo
espera, esto es no se desespere porque quien esperaba que estuviera a su
lado no está, porque de donde usted pensaría que la ayuda no fallaría
ahora falló.
Así como Dios podría levantar hijos a Abraham y hacer hablar a un
asno, también puede traer ayuda de cualquier parte, la siguiente
historia es el ejemplo quizá más claro de ello:
1 Reyes 17:1-16 “1 Entonces Elías tisbita, que era de los
moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya
presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi
palabra.2 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3 Apártate de
aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que
está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los
cuervos que te den allí de comer. 5 Y él fue e hizo conforme a la
palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que
está frente al Jordán. 6 Y los cuervos le traían pan y carne por la
mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7 Pasados
algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la
tierra. 8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate,
vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a
una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a
Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer
viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te
ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y
yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego
que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió:
Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de
harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora
recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para
que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor;
vé, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña
torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y
para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de
la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el
día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces
ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa,
muchos días. 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la
vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.”
Así que amado hermano si usted ha caminado y camina con Dios tenga la
certeza de que la ayuda llegará de donde menos lo espera, pero Dios no
le abandonará.
Dios les bendiga.
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